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Miércoles 06 de mayo de 2015
Visiones y corrientes opuestas marcan al equipo boliviano
El agente Rodríguez Veltzé y el procurador Arce representan las dos líneas que conviven en el grupo. Demanda permitió postergar diferencias respecto de la relación con Chile.
Tamara Avetikian, desde La Haya
Intenso trabajo desarrollaron ayer los abogados del equipo boliviano para preparar su respuesta de hoy en la Corte frente a los argumentos que presentó Chile el lunes. Y mientras los abogados internacionales se reunían en la embajada a afinar los textos, el canciller David Choquehuanca y la delegación política partían a Amsterdam, a la presentación de un mural en apoyo a su causa.
Con los litigantes se quedaron el agente Eduardo Rodríguez Veltzé; el poderoso Emerson Calderón, jefe de la Diremar, la oficina de reivindicación marítima y a su vez muy cercano al procurador general, Héctor Arce, los "ojos" de Evo Morales en el equipo, y quien controla todo lo que pasa en la delegación. Por la tarde, el canciller se incorporó a la reunión, junto al ministro de Defensa, Reymi Ferreira, y al presidente del Senado, Alberto Gonzales. También debía asistir el vocero oficial -no muy activo- Carlos Mesa.
Pero quienes realmente redactan los textos son los profesionales extranjeros -encabezados por el español Antonio Remiro Brotóns, cerebro de la demanda- conocedores de lo que se estila en la Corte, y quienes además se ubican por encima de lo que analistas identifican como dos vertientes rivales en el equipo boliviano.
El "rostro" y el "brazo político"Una de esas vertientes sería la del agente Eduardo Rodríguez Veltzé, y otra, la representada por Héctor Arce, procurador general, el abogado de más confianza de Evo Morales, y que está en la línea política del Vicepresidente Álvaro García Linera, impulsor de la "refundación" de Bolivia.
Mesa representaría una línea intermedia entre los anteriores, aunque todos están bajo la tutela del canciller David Choquehuanca y del vicecanciller Juan Carlos Alurralde (considerado un "negociador balanceado", conocedor de las relaciones con Chile porque estuvo involucrado, entre otros casos, en el de las aguas del Silala).
Aparentemente hay unidad monolítica en el equipo, pero esta responde más bien a la estrategia comunicacional y al liderazgo indiscutido de Evo.
Arce sería el que verdaderamente controla el equipo, como "brazo político del Presidente en todos los temas jurídicos nacionales e internacionales. En este caso, es el que dará el visto bueno final, y representa e informa a Evo", dice un abogado que lo conoce.
El abogado boliviano es considerado un litigante duro, mientras que Rodríguez Veltzé, agrega la misma fuente, es "un articulador que proviene de la escuela jurídica más institucional, de la Contraloría, del Poder Judicial". Un conocedor lo resume así: "Rodríguez es correcto, inteligente y además caballero. Arce hace y deshace las leyes".
Tales diferencias sustentan dos visiones distintas frente a la relación con Chile, las que, sin embargo, han quedado postergadas con la demanda.
El agente no estuvo desde el comienzo a favor de presentar el caso en la Corte. Más bien pertenecía a un grupo -en el cual también está el ex canciller Armando Loaiza, hoy embajador en el Vaticano y parte del equipo- partidario de un proceso continuo de negociaciones bilaterales con Chile, que les permitiera avanzar en integración y estrechamiento de relaciones. Pero Rodríguez tiene un prestigio internacional que lo hizo ser la mejor cara posible de Bolivia para enfrentar el caso. Y Evo lo convenció, pese a que en los inicios de su administración lo había perseguido judicialmente.
Arce es la pieza fundamental del entramado jurídico boliviano; se ganó la confianza total de Evo, porque ha estado encargado de la mayoría de los juicios y arbitrajes del Estado, y ha sido clave en los procesos de indemnización y compensación a las empresas expropiadas. Su carrera ha ido de la mano de la de Evo, y se afirma que tiene grandes ambiciones políticas.
Los otros ex cancilleres son solo un apoyo para la estrategia, y apenas si aportan sugerencias. Entre ellos también hay diferencias. Javier Murillo es de los "escépticos" del diálogo, mientras Gustavo Fernández buscaría simplemente aprovechar el capital que significa ser parte del equipo.
Otra línea: los radicales
Existiría además de los anteriores, dicen los expertos, un tercer enfoque boliviano para las relaciones con Chile, más radical y en la línea del chavismo, que denuncia hasta el modelo económico chileno. Este grupo no está en La Haya, pero hace ruido en Bolivia y no deja de ejercer influencia a la hora de exacerbar tensiones.