En los resultados fiscales del primer trimestre, difundidos recientemente por la Dipres, ha llamado la atención la abrupta caída de los ingresos provenientes de Codelco a tan solo US$ 200 millones. En el imaginario nacional, las transferencias de excedentes e impuestos de la minera estatal al erario nacional siguen siendo "el sueldo de Chile", pero las últimas estadísticas sugieren que ello ya no es así.

En efecto, si bien es cierto que esas transferencias trimestrales están sujetas a mucha volatilidad y que la caída comentada en buena parte se explica por el nivel inusualmente alto que exhibieron un año atrás, el aporte de Codelco ha disminuido significativamente en los últimos años. Así por ejemplo, mientras en 2011 correspondió a un 8% de los ingresos totales del fisco, el año pasado descendió a poco más de 4%. El presupuesto fiscal vigente contempló ingresos provenientes de Codelco equivalentes a solo US$ 2.000 millones, un 3,6% del total. Como el precio del cobre es probable que sea inferior a lo previsto, las proyecciones privadas estiman que tal contribución caería a poco más de la mitad de lo presupuestado.

Tradicionalmente, la minera ha transferido al Estado la totalidad de sus excedentes. En los últimos años ellos se han resentido por el deterioro del precio del cobre -desde los altísimos valores que alcanzó a comienzos de la década- y por el alza de sus costos, influidos por la disminución de la ley del mineral, los precios de los combustibles y la persistente alza de las planillas de sueldos. Últimamente la depreciación del peso, la caída del petróleo y los esfuerzos por economizar gastos han aliviado algo los costos, pero la tarea de controlar las presiones sindicales y conseguir una administración racional de sus recursos humanos está aún pendiente en Codelco.

La minera estatal está embarcada en un ambicioso plan de expansión. Para este año se contemplan inversiones por cerca de US$ 4.000 millones. Parte de ellas serán abordadas con la capitalización de US$ 1.000 millones de utilidades comprometida por el Gobierno. Esa suma se resta de los excedentes disponibles para el fisco. Desde luego, si los proyectos correspondientes son rentables, ese esfuerzo a futuro se compensará con creces. Pero tanto la empresa como su dueño -el fisco- han sido parcos en transparentar los beneficios netos esperados de los proyectos y, en cambio, se los suele justificar porque ellos neutralizarían la caída prevista en la producción o porque permitirían rebajar los costos unitarios, lo que no necesariamente se compadece con lo que debería ser su objetivo; a saber, la maximización del valor patrimonial de la compañía.

Desde la óptica de las finanzas públicas, la disminución de la dependencia de Codelco puede no ser una mala noticia. Su aporte ha sido reemplazado por el de los impuestos que pagan las mineras privadas o el resto de los contribuyentes. De las primeras recaudó el fisco más del doble que de Codelco en el primer trimestre (US$ 500 millones) y se espera obtenga sobre los US$ 2.000 millones en el año completo. Lo que hoy le rinde la minera estatal al año es menos de lo que capta por los impuestos a los combustibles o por dos puntos porcentuales de IVA. Para el financiamiento futuro del presupuesto público, lo que realmente importa es mantener una economía dinámica que fortalezca esas fuentes de recaudación, diversificadas y rendidoras.

Asimismo, el hecho de que Codelco ya no pueda ser considerado el principal proveedor de recursos para el Estado la libera de la tiranía del corto plazo a que suelen someter las apreturas de la caja fiscal. Hace posible considerar aportes para financiar sus proyectos rentables de inversión o para encarar los esfuerzos para elevar productividad. A su vez, permite pensar con mayor creatividad en formas de allegar participación privada a su propiedad o de diversificar inversiones hacia el exterior, medidas que fortalecerían su capacidad empresarial. Codelco podrá ya no ser determinante en el erario nacional, pero al ser poseedora de muchos de los mejores yacimientos mineros del país y de una probada eficiencia minera, sigue siendo crucial en el desarrollo de la economía nacional y de las economías regionales donde opera. No cargará ya Codelco con la responsabilidad de aportar "el sueldo de Chile", pero resulta imperioso acometer su modernización para que vuelva a ser "viga maestra" del desarrollo nacional.