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Martes 05 de mayo de 2015
Chile: principios en juego interesan a toda la comunidad internacional
"Bolivia les está solicitando que cierren sus ojos", les dijo a los jueces, aludiendo a la pretensión de desconocer disposiciones establecidas por tratados en plena vigencia. Agente Felipe Bulnes inició jornada de alegatos en que nuestro país cuestionó credibilidad de la demanda boliviana y entregó abundantes pruebas para avalar su postura.
Matías Bakit R. desde La Haya
Durante un buen rato, el equipo boliviano -el primero en llegar al Gran Salón de la Justicia- había permanecido ayer casi en solitario en la sala de alegatos de la Corte Internacional de La Haya, antes de que se iniciara la audiencia en que Chile fundamentó su solicitud para que el tribunal se declare incompetente de conocer la demanda marítima del país altiplánico,
En ese lapso, el agente boliviano, Eduardo Rodríguez Veltzé, conversaba con el canciller David Choquehuanca, mientras el vocero Carlos Mesa sacaba fotos, relajado, a la cúpula del salón. Mientras, en el lado contrario, esperaba solo el cartógrafo Coalter Lathrop, a cargo de las láminas que mostraría el equipo de Chile.
Pero, tras los alegatos, los rostros bolivianos se tornaron serios. Al punto de no querer hablar en el Palacio de La Paz. En contraste, la sensación de satisfacción entre la delegación de nuestro país era total, partiendo por el canciller Heraldo Muñoz. "Creemos que los alegatos de Chile han sido nítidos y contundentes. Hemos desmontado la pretensión boliviana".
Punto estratégico: Cuestionamiento a credibilidad de la demanda.
Luego de cumplidas las formalidades -como el juramento de los jueces ad hoc, la canadiense Louise Arbour (de Chile) y el francés Ives Daudet (de Bolivia)-, el encargado de abrir los fuegos fue el agente Felipe Bulnes. Con un cuidado inglés y hablando lentamente (ver nota al frente), ya en los primeros párrafos de su intervención cuestionaría el verdadero sentido de la demanda boliviana, advirtiendo que, bajo el ropaje de pretender una supuesta obligación chilena de negociar una salida al mar, solo se esconde "la reformulación de su antigua aspiración de obtener una revisión del arreglo territorial contenido en el Tratado de 1904", que definió las fronteras entre ambos países y le entregó a Bolivia facilidades excepcionales de acceso al mar, pero sin soberanía.
Tal idea, la de que la demanda boliviana no es lo que parece, fue repetida en las intervenciones posteriores, a cargo de los abogados internacionales: la argentina Mónica Pinto -quien recibió muchos elogios en su debut ante la Corte Internacional de Justicia-, los británicos Daniel Bethlehem y Samuel Wordsworth, y el veterano del equipo, el francés Pierre Marie Dupuy. Con ello -se explicó en el equipo chileno- se busca lograr que la Corte evalúe la credibilidad de la presentación boliviana. Por eso, también, Bulnes, hablándoles a los jueces, enfatizó: "Bolivia les está solicitando que ignoren el propósito del Artículo VI del Pacto de Bogotá (que expresamente excluye de la jurisdicción de la Corte asuntos que se encuentren resueltos o gobernados por tratados previos a 1948). Bolivia les está solicitando que cierren sus ojos frente al hecho que va al corazón del Tratado de Paz de 1904", cual es la definición de la soberanía de cada país y la regulación del acceso al mar.
Para dar sustento a sus planteamientos, el equipo chileno exhibió ante el tribunal una profusa cantidad de información y documentos. De hecho, a algunos sorprendió que ya la intervención del agente -las que suelen ser de tipo más general- hubiera sido abundante en referencias a antecedentes específicos. Así, Bulnes partió su exposición haciendo una enumeración de las veces en que Bolivia ha intentado revisar el Tratado de 1904, comenzando por la Liga de las Naciones en 1920 y siguiendo con la Convención de La Habana en 1928, la Comisión de la Conferencia de San Francisco en 1945, la ratificación de la Carta de la OEA en 1950 y la Conferencia de Viena en 1968.
Incluso, tal como lo adelantó ayer "El Mercurio", citó palabras de Choquehuanca durante la convención de la OEA de 2012, cuando pidió "renegociar el Tratado de 1904". Tampoco dejó de mencionar las disposiciones de la Constitución boliviana de 2009 que significaban desahuciar el Tratado de 1904, y que están en el origen de la demanda boliviana.
Durante su presentación abundaron mensajes a la Corte, haciendo notar que los principios en juego en este caso "no son solo del interés de Chile, sino de toda la comunidad internacional. Bolivia está desafiando la estabilidad de las fronteras y la soberanía territorial solemnemente acordadas en un Tratado de Paz suscrito hace 110 años", para después recalcar que, al pretender una supuesta obligación de ceder soberanía, "Bolivia ha hecho una demanda a esta Corte que es completamente inaceptable para Chile".
Pacto de Bogotá, elemento decisivo
Tal como había adelantado "El Mercurio", fueron un punto determinante las referencias al Pacto de Bogotá y su fecha de suscripción, 1948, al establecer el mencionado artículo VI la exclusión de la jurisdicción de la Corte respecto de asuntos zanjados o regulados por tratados previos a dicha fecha. "Las partes del Pacto confiaron a la Corte el papel de guardián de este límite, y Chile solicita respetuosamente a la Corte que proteja el Pacto del intento de Bolivia para eludirlo. Chile no consintió y no consiente ahora que la Corte tenga jurisdicción en este caso", expresó.
Luego, la argentina Pinto profundizaría en este punto, al recordar la historia del mencionado Artículo VI y cómo su inclusión perseguía precisamente evitar la revisión de tratados que hoy persigue Bolivia bajo la forma encubierta de una supuesta obligación de negociar. "Chile no habría firmado ni ratificado el Pacto (de Bogotá) si este no hubiese excluido la posibilidad de que fuera usado, unilateralmente, por Bolivia, para traer a la Corte sus aspiraciones de un mar soberano", fueron sus enfáticas palabras.
Sir Daniel Bethlehem siguió otra de las líneas que marcaron la estrategia chilena, al entregar numerosas pruebas que refutan la pretensión boliviana. Así, por ejemplo, recalcó cómo uno de los documentos clave con que La Paz pretende fundamentar su demanda, un tratado negociado en 1895, nunca entró en vigor. Y Samuel Wordsworth leyó las frases de la Constitución boliviana relativas a su supuesto "derecho irrenunciable" al mar.
Otra idea fuerza de los alegatos fue el llamado a la Corte a definir lo que verdaderamente está en juego en este caso y, en base a eso, constatar que el tribunal no tiene jurisdicción. "¿Tiene derecho Bolivia a un acceso soberano al mar?", repitió a ese respecto varias veces el abogado británico Samuel Wordsworth. La respuesta del barrister fue que Bolivia no tiene ese derecho, pues deliberadamente así fue negociado en el Tratado de 1904, punto que no corresponde revisar a La Haya.