Matías Bakit R., desde La Haya

Una frase que se repite en los pasillos del hotel Hilton de La Haya, donde se aloja el equipo jurídico chileno que prepara la defensa ante la demanda marítima boliviana es "total satisfacción".

Con ello se resume el ánimo luego de la intensa preparación de los alegatos que se presentarán hoy, pulidos hasta el detalle. Los textos finales fueron enviados ayer a Rotterdam para ser impresos, según las formalidades de la Corte Internacional de Justicia, y poder ser presentados a esta antes del inicio de la decisiva jornada de hoy en el Palacio de la Paz, que comenzará a las 15:00 horas de Holanda (10 de la mañana en Chile).

Particular atención se ha dado a la exposición con que el agente chileno, Felipe Bulnes, abrirá las intervenciones, pidiendo al tribunal que se declare incompetente para conocer la demanda de Bolivia. Preparado desde hace ya varios días, ha sufrido pocas correcciones en el tiempo. Su tono, se resalta, será a la vez político -como se espera del cargo de agente- y jurídico. El contenido -sostienen quienes lo conocen- será claro y directo para decir lo que Chile piensa de la presentación boliviana y lo que espera de la Corte, "sin ambigüedades".

En cuanto a los alegatos de los abogados extranjeros, a diferencia de lo ocurrido en el juicio con Perú en 2012, cuando el australiano James Crawford concentró el peso de las intervenciones, esta vez la estrategia, más que en los oradores, se centrará en los temas a exponer, de modo tal que los nombres de quienes hablarán se eligieron considerando quiénes se ajustan mejor a la estructura de la presentación chilena.

El verdadero origen del Tratado de 1904

Esta -según se adelantó a "El Mercurio"- se sustenta sobre cuatro pilares. El primero es el Tratado de 1904, que definió las fronteras con Bolivia. Se estima que podría haber una narración de las circunstancias en que se negoció el documento, contando, por ejemplo, que fue el país altiplánico el que envió a su embajador en Londres, Félix Avelino Aramayo, a negociar a Santiago con un primer borrador que tenía tres ideas básicas, encabezadas por la de abandonar Bolivia toda pretensión de un puerto en el Pacífico.

Se resaltarían también las reacciones de celebración de ese país después de suscrito el tratado. Como las palabras consignadas en la Memoria de la Cancillería boliviana de la época, afirmando que se buscó no dejar tema pendiente "a fin de que en nuestras relaciones futuras no se levante cuestión alguna insidiosa o irritante". En ese sentido, se destacarían las ventajosas condiciones de acceso a los puertos chilenos de que goza el vecino país.

Un segundo pilar del alegatos será el Pacto de Bogotá (en virtud del cual Bolivia recurre a la Corte) y particularmente la historia de su artículo VI, que es el que excluye de la competencia del tribunal temas zanjados por tratados anteriores a su suscripción, en 1948. Se recordaría que fue Perú el primer país que levantó la moción de agregar al pacto un artículo que evitara volver a juzgar controversias ya solucionadas entre las partes, posición secundada por Chile. Inevitable será hacer notar la tardanza de Bolivia en ratificar el pacto, y cómo solo lo hizo para intentar llevar este caso a la Corte. El tercer pilar de los alegatos apunta a la definición de lo que verdaderamente está en disputa. Aquí, tal como ya lo han dicho el canciller Heraldo Muñoz y el agente Bulnes, se buscará desnudar que, pese a sustentar su demanda en la supuesta obligación de negociar una salida al mar que tendría Chile, lo que en realidad busca Bolivia es modificar o anular el Tratado de 1904.

Para demostrar aquello serán claves las frases emitidas por actuales autoridades bolivianas, en las que queda clara su verdadera intención.

El último pilar de la presentación chilena es advertir la constatación de que en este caso el tribunal cuenta ya con todos los antecedentes para acoger la objeción preliminar, por lo que corresponde fallar esta y cerrar el caso.

Los oradores

En ese contexto, la identidad de quiénes serán los abogados que presentarán la posición chilena es un secreto guardado bajo siete llaves. Expertos dicen, sin embargo, que debieran estar los litigantes de más experiencia: el francés Pierre-Marie Dupuy y los británicos Sam Wordsworth y Daniel Bethlehem. Una cuarta oradora sería la abogada argentina Mónica Pinto, quien por su conocimiento del derecho latinoamericano sería la encargada de exponer todo lo referido al Pacto de Bogotá. Claves de la disputa jurídica.