El partido dramático es Ñublense versus Cobreloa en Chillán, aunque la suerte de los nortinos ya fue decidida en las cortes del fútbol en dos fallos y ambos divididos.
Es evidente lo discutido del caso.
El primer tribunal: 4 a 3 a favor de Cobreloa.
El segundo y definitivo: 3 a 2 en contra de su causa.
Un descenso a Primera B es un trago que si se toma al seco pasa rápido, se pueden cerrar los ojos o bien mantenerlos abiertos, pero eso es secundario.
Así que los dirigentes del equipo minero ya saben lo que necesitan: una garganta de lata para que el trago no sea tan ácido, corrosivo y amargo.
Mientras ellos se van de categoría, su rival más tradicional, Cobresal, se convierte en el campeón del fútbol chileno.
O sea que llueve sobre mojado; o éramos muchos y parió la abuela.
Estos descensos de categoría tuestan el ánimo y queman las neuronas, que cuando son pocas y navegan aisladas, la situación se desploma por el peor de los caminos y saltan las declaraciones racistas y arengas machistas, para que aflore la tontería y la vulgaridad.
Un ejemplo lo proporciona el dirigente minero Sebastián Vivaldi y su acusación sobre la conspiración judía.
Y al entrenador Marco Antonio Figueroa, un floripondio humano, hay que decirle que las lágrimas y la emoción no tienen sexo y su frase de no llorar como mujer lo que no hiciste como hombre es ofensiva y cavernaria.
Sea como fuere, a ellos y a todos: bienvenidos al campeonato de Primera B, ex Segunda División.
La rabia y la desesperación no se pueden evitar, pero son estados de ánimos pasajeros y muy estresantes, por lo tanto tampoco se pueden mantener durante demasiado tiempo.
Las canchas ya no son potreros y a lo mejor hay dos o tres en esa categoría, pero igual es poco.
Los recintos de La Serena y Coquimbo, Temuco o Copiapó (cuando lo limpien y sequen), el próximo Sausalito o el nuevo Ester Roa de Concepción. Y ahora el de Cobreloa, flamante y recién inaugurado, y además será el de Ñublense, Antofagasta o San Marcos de Arica.
El CDF, para que lo vayan sabiendo, transmite un partido en directo por fecha, que no necesariamente es el peor, pero sí el más intrascendente. En la semana, eso sí, se pueden ver los goles en compacto o bien partes del partido: 30 minutos por lado y una horita, por ejemplo, de La Serena y Barnechea, o quizás Deportes Concepción y Santiago Morning, o bien de Cobreloa y Everton.
En los estadios nunca hay problemas con las entradas, a menos que los partidos sean para subir o para bajar de categoría. Hay comodidad, butacas y no existe la aglomeración.
Y las canchas están como Dios manda: algunas buenas, otras malas y el resto más o menos.
Bienvenidos.