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Cartas
Domingo 03 de mayo de 2015
Chile: sólida defensa con miras al futuro
A partir de mañana se desarrollarán los alegatos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en relación con la demanda que Bolivia ha presentado en contra de nuestro país por una salida soberana al océano Pacífico.
Bolivia ha solicitado que se revise el Tratado de Paz y Amistad de 1904, que fijó la frontera entre Chile y Bolivia y regula el acceso boliviano al océano Pacífico, pacto que fue suscrito voluntariamente por Bolivia, tuvo amplio respaldo de su pueblo, ha estado vigente por 110 años y ha sido cumplido íntegramente por nuestro país.
En este tratado, Chile reconoció a favor de Bolivia, a perpetuidad, "el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio y puertos del Pacífico". En virtud de ello, y de otros acuerdos entre ambos estados, Bolivia ha gozado por más de un siglo de autonomía aduanera, preferencias tarifarias y facilidades de almacenamiento, exenciones tributarias, libre desplazamiento por las rutas de conexión con los puertos e innumerables otras prestaciones, sin precedentes en el mundo entre países vecinos. Es decir, Bolivia sí tiene acceso al mar.
Nuestra Cancillería ha señalado que la demanda boliviana -calificada como de carácter político, débil sustento jurídico y carente de fundamentos sólidos- confunde aspiraciones con derechos. Porque, independiente de cómo Bolivia lo presente, lo que en realidad está solicitando a la Corte es que obligue a Chile a suscribir un tratado en el cual transfiera parte de su territorio y espacio marítimo.
Más allá de esa realidad, Chile ha presentado objeciones preliminares a la demanda boliviana, sosteniendo que la Corte Internacional de Justicia no tiene competencia para conocer ni fallar sobre el fondo del asunto planteado por Bolivia.
A nuestro juicio, la soberanía territorial y el carácter del acceso de Bolivia al océano Pacífico fueron resueltos y se rigen por el Tratado de 1904. Esto implica que la Corte carece de jurisdicción en virtud del Pacto de Bogotá de 1948, suscrito por los estados americanos para la solución pacífica de las controversias, que excluyó de manera explícita de la competencia de la Corte todas aquellas materias ya regidas por tratados vigentes a esa fecha.
La asistencia de las autoridades del Congreso chileno a los alegatos en La Haya reviste la mayor relevancia. Nuestra política exterior se fundamenta en sólidas convicciones y valores jurídicos, y en un apego irrestricto a los tratados suscritos. Nuestra posición como país ha sido reafirmada en las distintas reuniones de coordinación sostenidas con la Presidenta de la República, el canciller y el presidente del Senado, y es sustentada por todas las corrientes de opinión política existentes en el país.
Pero más allá de esta demanda, Chile y Bolivia tienen el deber de mirar hacia adelante. Por ello, como presidente de la Cámara de Diputados, aprovecharé esta instancia en La Haya para generar un espacio de conversación e intercambio con mis pares del Parlamento boliviano, aportando al necesario acercamiento entre ambos países en aquellos temas que nos permitan construir un futuro con vocación de paz, colaboración y solidaridad.
Marco Antonio Núñez
Diputado PPD Presidente de la Cámara de Diputados