"Por lo que sabemos hasta ahora, en la capital existen ocho personas que pasan de los cien años; de ellas, la mayoría son mujeres, alcanzando una los 120", se leía en "El Mercurio" del 4 de mayo de 1865. El dato era parte de las informaciones preliminares sobre el Censo Nacional efectuado el 19 de abril.

Para el Gobierno, el éxito del empadronamiento era de suma importancia. "De esta operación dependen en gran manera los intereses sociales del país. Hay que levantar los resultados lo más exactos posibles", aclaraba un bando los días previos. De ahí que se advertía a la población sobre las multas o penas de prisión que tendrían los que "se negaran a informar a los comisionados que recogerán los datos".

Es que en esa época existían quienes pensaban que el Censo tenía el propósito de hacer reclutamientos militares e imponer contribuciones. Por ello, se pidió a los sacerdotes que en el sermón dominical llamaran a la gente a no tener desconfianza: "Los señores curas deben hacer los últimos esfuerzos con su poderosa palabra para alejar los temores infundados que las clases poco ilustradas suelen abrigar".

Asimismo, se demandaba a todos que pasaran la noche previa al conteo en sus respectivos hogares, para que no se corriera el riesgo de que algunos "perdidos" no fuesen anotados: "Sea pues todo el mundo virtuoso solo por una noche, aunque se vuelvan después unos demonios, y así, nos felicitaremos del mejor censo que se haya levantado en Chile".

También se solicitaba a la gente que no cayera en tonterías como quitarse los años. "A las señoras mayores recomendamos la veracidad en su datos sobre la edad, porque se teme que ninguna quiera pasar de los 30. No exceptuamos a los hombres porque los hay muy presuntuosos y amigos de aparecer como flores de primavera".

Lo cierto es que las cifras oficiales aparecieron en 1866, siendo la población total del país 1.819.223 habitantes. No obstante, "La Araucanía, todavía separada de la comunidad nacional, no entraría en este cálculo. Tampoco los indígenas de la Patagonia y otros territorios muy poco explorados". Respecto del grado de alfabetismo, se leía : "Un resultado muy consolador se ha obtenido relativo a la instrucción de los chilenos, pues actualmente sabe leer 1 individuo de cada 5,9 y escribir 1 de cada 6,9".