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Cartas
Sábado 02 de mayo de 2015
SII autónomo, y no al aumento de parlamentarios
Ahora que la Presidenta ha comenzado a enviar proyectos de ley para hacerse cargo de la crisis de confianza por la que pasa su gobierno y la clase política, sus iniciativas se verían fortalecidas si incorpora también una reforma que cree un SII autónomo y otra que restablezca el número de senadores en 28, y de diputados, en 120.
La crisis de confianza y credibilidad en la clase política que ya existía en Chile ha sido profundizada por los escándalos Penta, Caval y SQM. La gente no nos cree. Existe un manto de duda y sospecha sobre cualquier cosa que declaramos los políticos. Apenas estalló cada uno de estos escándalos, los involucrados usaron siempre la misma estrategia. En vez de transparentar toda la verdad, fueron entregando información a goteos. Cada vez que se revelaban más detalles sobre los escándalos, los políticos involucrados se veían obligados a reconocer que estaban más metidos que lo que anteriormente habían aseverado. Desde Ena von Baer hasta Rodrigo Peñailillo, hemos visto el mismo patrón de comportamiento de negación, ocultamiento y errores.
Además, las acciones que varios de estos líderes del país realizan en privado no se condicen con lo que ha sido su discurso público. Así, después que la UDI potenciara su imagen como un partido popular (UDI Popular), el escándalo Penta desnudó la evidente cercanía de ese partido con uno de los grupos económicos más importantes del país. De igual forma, después de haber convertido a la lucha contra la dictadura de Pinochet en su bandera más importante, resulta ahora que la Concertación-Nueva Mayoría recibía financiamiento de una de las empresas símbolo del proceso de privatización llevado adelante en dictadura. No está mal que la UDI sea cercana a grupos económicos y defienda sus posturas a favor del sistema de libre mercado. Tampoco está mal que la Concertación-Nueva Mayoría busque financiamiento para sus actividades políticas, en tanto sea legal. Pero sí está mal que los partidos y sus líderes políticos digan una cosa y anden haciendo cosas distintas cuando nadie los ve. Si el discurso de esos partidos y líderes hubiera sido consecuente con sus actividades privadas, nadie hubiera puesto el grito en el cielo. Pero así como la credibilidad de la Presidenta se fue al hoyo cuando se supo que su hijo se dedicaba a las mismas prácticas de especulación inmobiliaria utilizando acceso privilegiado a la información que la gente asocia con esa cultura del abuso que Bachelet prometió combatir, la credibilidad de la clase política se pulveriza cuando la gente ve que los políticos decimos una cosa y luego, a espaldas de la gente, hacemos otra.
Cuando recibió el informe de la Comisión Engel, la Presidenta Bachelet tenía una inmejorable oportunidad para dar una señal de compromiso irrestricto con la probidad y la transparencia. Varias de las recomendaciones de esa comisión -como los límites a la re-elección y las medidas para regular mejor el gasto en campaña- recibirán nuestro apoyo en el Congreso.
Pero hay al menos dos medidas necesarias que la Comisión Engel no quiso realizar y que la Presidenta tampoco se atrevió a poner sobre la mesa. Primero, el Gobierno debiera tomar en serio la molestia que existe en la ciudadanía por el aumento en el número de parlamentarios. Era necesario cambiar el binominal, pero no es aceptable que el precio para tener un nuevo sistema electoral sea el aumento de 120 a 155 diputados y de 38 a 50 senadores. Chile se merece más. El mea culpa de Bachelet debe extenderse a aceptar que fue un error aumentar el número de legisladores. Segundo, sugiero que el Gobierno acepte convertir a la oficina del SII en una entidad autónoma, cuyo director sea nombrado de la misma forma que el contralor o que los consejeros del Banco Central, por una propuesta del Ejecutivo ratificada por una amplia mayoría del Senado. No podemos permitir que el SII sea una institución cuya dirección se entregue a un miembro del equipo de campaña del candidato presidencial que llegue a La Moneda.
Para recuperar la confianza de la gente, debemos demostrar capacidad de enmendar errores. Fue un error aumentar el número de parlamentarios. Al comenzar por enviar un proyecto de ley que restablezca una Cámara con 120 diputados y un Senado con 38 miembros, la Presidenta demostrará con hechos que su tímido mea culpa es en realidad sincero.
Manuel José Ossandón
Senador RN