Sergio Jadue consiguió lo que ningún chileno ha logrado.
Y la prueba está en su foto con el Papa.
A todo color y con buen encuadre y digna de portada.
No fue una reunión de tú a tú, por supuesto que no, pero totalmente humana y amable.
Tampoco fue en solitario, sino grupal, pero el Pontífice le dio a cada uno lo suyo y a Sergio le dio más.
Así que ya lo saben: muerdan su lengua de pura envidia, chirríen los dientes y arránquense un par de pelos, porque además la reunión fue grata y extraordinariamente cordial.
Estaban el chileno internacional y los presidentes de las federaciones argentina, venezolana y ecuatoriana; y un par de dirigentes de la Scholas Occurrentes, red mundial de escuelas donde se comparte la formación y se equipara y ayuda a los niños desposeídos. Y se necesita plata, como siempre, y en la Copa América, por cada gol convertido y penal detenido, se donarán diez mil dólares a la Scholas.
Y para eso la reunión y el convenio con la directiva de la Conmebol, donde el Papa recibió tres regalos: la camiseta de Chile con el nombre de Francisco I, la mascota Zincha y una réplica del trofeo de la Copa América; y escuchó la petición de Jadue, según el concepto de que en el pedir no hay engaño: que tenga a la selección en sus oraciones, para que el anfitrión, esta vez, gane la Copa América.
Y lo que debía ser menos de media hora, casi llegó a la hora: 50 largos minutos con Francisco I en la Casa San Marta, edificio contiguo a la Basílica San Pedro, donde el Pontífice vive y recibe.
¿Alguien ha realizado algo similar o parecido?
Nadie conocido y quizás nadie por conocer.
Es el sueño cumplido de cualquier autoridad o dirigente chileno, del ámbito público y no digamos del privado.
Sergio Jadue subió al Vaticano y la fotografía en algunos provocó sorpresa, en otros estupor y en algunos desánimo existencial.
Incluso escalofríos y unas ganas irrefrenables por arrugar el diario, apagar el televisor y patear la perra, o sea, una molestia, disgusto y desazón que solo se quita con el sacacorchos del desdén, el chiste o la ironía, donde la foto es para secciones como "Lo increíble, pero cierto" o "Aunque usted no lo crea" o algo así.
Blandan no más el látigo de la indiferencia, con esas pelotitas de acero en la punta, pero cuidado: no se vayan a pegar de vuelta en la parte de atrás y de abajo.
La reunión del martes 21 de abril, ya se dijo, fue gratísima y sencilla.
Fue increíble y casi sin protocolo.
El Papa les dio un rosario de regalo y bendijo a los presentes, así que ya se sabe, para que los enemigos lo proclamen y los rabiosos lo anuncien: Sergio Jadue está bendito.