Señor Director:

En 2012 envié una carta -la cual fue publicada- haciendo referencia a los taxistas piratas que asechan a los turistas en el Aeropuerto de Santiago.

Hoy, casi tres años después, la situación no ha cambiado en lo absoluto. Actualmente tengo un pequeño hotel boutique en Santiago, y mis huéspedes son permanentemente estafados por estos tipos que de forma impune se mueven a vista de todo el mundo, incluyendo la administración del aeropuerto, autoridades y Carabineros. Sin ir más lejos, el día miércoles recién pasado le cobraron $60.000 hasta Providencia a una chica norteamericana, tres veces más que la tarifa real.

La gran mayoría de los que estamos en la industria del turismo entendemos que vender Chile como destino no es solo tarea del Gobierno de turno, sino que es un esfuerzo público-privado. Es así como intentamos recibir y atender a los extranjeros de la mejor forma, y que se lleven así una grata experiencia y una excelente imagen de nuestro país.

Eduardo Klein/html>