Un peruano nuevo, y está bueno. Le faltan aquellos ajustes que da el tiempo, porque lleva poco abierto, pero ya tiene lo necesario para ser destacable: el sabor.
Como están en rodaje, tienen un 10% de descuento. Buen gesto, porque otros restaurantes se dicen en "marcha blanca" y creen que pueden ensayar a expensas de sus clientes y que, además, hay que tenerles paciencia por esta tregua declarada unilateralmente. No pues. Si se sienten en falta, en falta de experiencia, bajen sus precios o consideren alguna atención. Pónganse en el lugar del cliente, como si ustedes fueran uno. En fin: fin de la rabieta.
El lugar es luminoso y está decorado con esos cuadros en volumen que se han hecho tan populares. Ay. Por favor: consideren la posibilidad de recurrir a algunos tejidos milenarios o a unos huacos de imitación, pero esos retablos...
Pero bueno. Para empezar, unos tequeños ($3.500), esas masas de wantán enrolladas y fritas con queso fresco en su interior, acompañadas de guacamole. Muy abridoras de apetito, y no tan pesadas como lo serían con queso amarillo derretido. Y un pulpo al olivo ($6.700), con un agregado heterodoxo: un poco de cebolla picada con cilantro encima, lo que realmente suma y no daña a la receta original. Un punto que también se percibe en los platos de fondo: un toque personal que distancia a Tondero de otros lugares. Puede que esto vaya contra el canon, pero el resultado ayuda a seguir comiendo aunque ya no haya apetito, gran cosa.
De principales, un lomo saltado al estilo Tondero ($8.000), que suma camarones al clásico plato (y con papas fritas de las buenas, ojo). Y un pescado a la chorrillana al estilo Tondero también ($6.500), una reineta grillada con salsa de ají amarillo, tomate, pimentón, arvejitas, aceitunas y huevo duro, montada sobre papas cocidas y con su perfecto arroz blanco.
Buen tamaño, nada de XL, acompañados de unas frías cervezas marca Cusqueña ($2.500 c/u).
Para terminar, un suspiro limeño a medias ($2.500), bien fresco y nada de hibernado en el refrigerador.
Resumiendo: la atención, atenta. Hay mesas en el exterior, para fumadores. Y, ubicado en un sector donde no abundan los restaurantes -Pedro de Valdivia casi con Sucre-, se les agradece que existan y que en la cocina tengan identidad. Algo casera, se podría deducir.
Pedro de Valdivia 2765, 2 2845 9609.