El Mercurio.com - Blogs : Carrera docente: un proyecto necesario
Editorial
Martes 21 de abril de 2015
Carrera docente: un proyecto necesario
Es un aporte que permite retomar con fuerza el debate por la calidad y equidad de la educación chilena, algo que estuvo muy ausente en el primer año de gobierno...
La carrera docente, cuyo proyecto de ley fue firmado ayer, representa una posibilidad de avanzar en acuerdos amplios pensados para asegurar mayores niveles de progreso y oportunidades para nuestra población, algo que el país requiere con especial urgencia en estos momentos.
En torno a ella se pueden construir grandes consensos que serían bienvenidos no solo por la situación que atraviesa la actividad pública, sino también porque es una política que no tendrá impactos inmediatos y seguramente requerirá ajustes en el tiempo. Además, es una pieza angular en los desafíos que tiene Chile de lograr mayor calidad y equidad, porque para seguir avanzando el país requiere profesores mejor preparados y con mayores capacidades en la sala de clases. De ahí la importancia de este proyecto de ley.
En sus lineamientos generales el proyecto contiene elementos valiosos. Desde luego el aumento salarial, que al inicio podría alcanzar a casi un 30 por ciento, debería elevar el interés en esta carrera de los jóvenes de mayores habilidades. En la actualidad, esos alumnos pueden sentir que tienen mejores prospectos profesionales en otras disciplinas y que su vocación no logra compensar. Este aumento también puede ser un aliciente relevante para buenos profesores que pueden estar desmotivados y pensando en dejar esta profesión. Es positivo que los incrementos futuros de remuneración se vinculen más a desempeños y menos a experiencia, factor este último que explica el grueso de las variaciones en los ingresos docentes. Para ello se crearían cinco tramos de desarrollo profesional, con la consiguiente alza en remuneraciones. Asimismo, es importante que se eleven gradualmente los requisitos de ingreso a la profesión docente, pero es importante tener una certeza razonable de que ellos sean predictores de buenos desempeños. En caso contrario, solo reducirán el universo de potenciales postulantes, sin efecto en la calidad del profesor. Por eso, antes de poner esas condiciones, es más oportuno seleccionar a aquellos profesores que una vez iniciada su experiencia docente, muestran capacidad de potenciar los aprendizajes de sus estudiantes. Hay instrumentos, como los exámenes de valor agregado, que pese a las discusiones metodológicas, permiten hacer este ejercicio de manera más o menos certera.
Al mismo tiempo, es fundamental que las evaluaciones de desempeño de los docentes estén fuertemente vinculadas a los aprendizajes de los estudiantes, algo que hoy ocurre muy imperfectamente. Si se logra establecer este vínculo de manera adecuada, el cambio será muy positivo. La posibilidad de reducir la carga lectiva a todos los profesores del país es un paso que potencialmente puede ser efectivo. Los profesores requieren más tiempo para preparar sus clases, corregir las pruebas de sus alumnos e intercambiar experiencias entre ellos. Pero una dosis de escepticismo respecto de estas políticas generales parece recomendable. En ese sentido quizás sería razonable darles algo de libertad a los colegios, con la participación de los profesores, para decidir usos alternativos de los recursos que esta política significa.
Hay otros aspectos del proyecto que suscitan algunas dudas. Desde luego parece un error suprimir el artículo 46 g) de la Ley General de Educación que permitía que profesionales de otras disciplinas pudiesen hacer clases en nuestros establecimientos escolares. Ello era una aspiración del Colegio de Profesores, pero es una medida que en nada ayuda a nuestros niños y jóvenes. Si el interés es su aprendizaje, bastaría con que se sometieran a las mismas evaluaciones de desempeño de los docentes. Tampoco resulta apropiado que no se fortalezca decididamente el papel del director en la selección y evaluación de los docentes. Las escuelas efectivas son aquellas donde los directores ejercen su liderazgo pedagógico. El proyecto hace muy poco por potenciarlos. Con todo, y siendo necesario estudiar los diversos detalles del proyecto, su contenido es un aporte que permite retomar con fuerza el debate por la calidad y equidad de la educación chilena, que, más allá de los argumentos de nuestras autoridades, estuvo muy ausente en el primer año de gobierno.