El Mercurio.com - Blogs : Crecimiento de las isapres
Editorial
Lunes 20 de abril de 2015
Crecimiento de las isapres
Las personas perciben el servicio de las isapres como muy superior al de Fonasa, pero tienen reparos con las coberturas y los incrementos sistemáticos en las tarifas...
Las isapres tuvieron entre 2013 y 2014 un crecimiento seis veces mayor al de Fonasa (3,2%, versus 0,5%). En términos reales, los afiliados que se integraron al sistema privado en el último año fueron 102.615, mientras que al seguro público llegaron 74.515.
Esta situación es contraria a lo que ocurría hace algunos años, donde la cartera de Fonasa aumentaba cuatro veces más de lo que lo hacía la de isapres. Incluso en 2009 las aseguradoras privadas perdieron beneficiarios, lo que no ha ocurrido hasta ahora en el seguro público.
Un punto de inflexión lo marcó el fallo del Tribunal Constitucional en 2010, que congeló las tablas de factores de riesgo con las que las isapres reajustaban sus precios dependiendo del sexo y edad de sus afiliados. Desde entonces, la cartera de isapres ha estado en constante aumento.
El sistema privado de salud se encuentra, de esta forma, en una paradoja. Por una parte, parece evidente que las personas perciben que su servicio es muy superior al de Fonasa, pero al mismo tiempo tienen reparos con las coberturas y en especial con los incrementos sistemáticos en las tarifas.
Solo el año 2014 se presentaron cerca de 100 mil recursos judiciales para contravenir las alzas, lo que ha implicado que los tribunales asignen costas por unos 15 mil millones de pesos, que deben ser pagados por las propias isapres a los abogados que han montado una verdadera industria de reclamaciones.
En los últimos años se han creado al menos tres comisiones presidenciales para reformar el sistema de salud, generando una importante incertidumbre en la industria. El actual gobierno hizo lo propio, aunque el informe de la comisión parece haber quedado en segundo plano frente a otros temas de la agenda pública.
Hoy el sistema de isapres presenta bondades pero también múltiples falencias, en especial por la imperfecta competencia entre ellas. La multiplicidad de planes y las preexistencias, por ejemplo, hacen prácticamente imposible la elección de la isapre más conveniente y contribuye al sostenido incremento en los costos. Al mismo tiempo, el incentivo a cubrir personas con enfermedades sigue siendo bajo, lo que les da una vulnerabilidad a las personas que desarrollan una enfermedad.
En cualquier caso, el problema de la salud en Chile requiere un enfoque integral, pues no es posible que el foco de la discusión esté únicamente en las isapres, que solo atienden a 3 millones de chilenos y se deje fuera a los cerca de 13 millones que son atendidos por el Fonasa, con problemas bastante más serios. Si las dificultades de salud del país no se abordan en su integralidad, se corre el riesgo de afectar el funcionamiento del sistema en su conjunto.