Señor Director:

Un grupo de estudiantes exigió que el presidente de la FEUC se fuera de la Confech porque piensa diferente a los demás en algunos temas trascendentes. Las resonancias antidemocráticas de esta pretensión son tan obvias que no entiendo que alguien pueda manifestarla sin esconderse detrás de una careta.

Que el actual presidente de la FEUC sea "de derecha" no es defecto que deba ser corregido. Es una señal explícita de que "los estudiantes" no son un movimiento tan monolítico como a muchos se les figura. Si no se notaba antes era porque los presidentes de las federaciones tienden a portarse como si hubieran obtenido el 100% de los votos, cuando la realidad suele ser bastante más sobria.

Sande está allí porque los estudiantes de la PUC lo eligieron. Pretender borrarlo del mapa en aras de una quimérica pureza ideológica y política es un impulso primitivo en la dirección errada.

La humanidad ha luchado por milenios en defensa de la libertad de ideas y hemos derramado lágrimas y sangre por haber pretendido uniformizarnos, sea en lo político, lo social, lo religioso, o hasta lo racial. Que algunos de los adultos maduros de hoy hayamos dejado de inspirar respeto no implica que la democracia que conseguimos (que les permite a los adultos jóvenes de hoy vivir con muchas menos angustias que las nuestras) deba ser menospreciada.

Solicito a los dirigentes de la Confech que confirmen su compromiso democrático asegurando que no discriminarán a ninguno de sus dirigentes porque piensa diferente.

Alejandro Clocchiatti
Profesor Pontificia Universidad Católica de Chile