Señor Director:
Se han iniciado los trámites legislativos para el proyecto de ley que el Gobierno ha enviado con el fin de autorizar el aborto. El presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados celebra este acontecimiento en una
carta a "El Mercurio". En ella señala que a excepción de la violación no hay aspectos innovadores en la actual discusión. Esto no es así.
El proyecto menciona 54 casos de muertes maternas en 2012 y manifiesta que ese número pudo haberse reducido si hubiese existido la posibilidad de interrumpir el embarazo. Esto es falso. Esas muertes no son prevenibles. Para evitarlas habría que evitar todos los embarazos.
Se mencionan alrededor de 500 casos anuales de recién nacidos incompatibles con la vida. ¿A qué se llama incompatible con la vida? ¿Quién hace el diagnóstico?
El proyecto menciona que en 2006 los abortos clandestinos serían la causa principal de mortalidad materna, lo que es falso. El aborto provocado no es en Chile un problema de salud pública.
El proyecto presume de "incorporar en las prestaciones de salud el control preconcepcional y el diagnóstico de patologías preexistentes, la adecuada derivación del alto riesgo, el diagnóstico precoz y oportuno de alteraciones estructurales...". Esto es falso. El Ministerio de Salud puede avalar que esto está incorporado hace mucho tiempo.
Referente al diagnóstico, según el proyecto, lo hace un médico cirujano. Obviamente, esto es un equívoco y una ambigüedad.
Según el proyecto, el aborto por violación no puede esperar el proceso penal o tal proceso no puede imponerse a la mujer. ¿Y si no es violación?
Se ha sugerido que existen emergencias respecto de la necesidad de interrumpir un embarazo y provocar entonces el aborto. Esto es falso. Los embarazos ectópicos o las hemorragias masivas se han intervenido siempre en el país, sin demora alguna, gracias a la generosidad y eficacia del personal de salud a lo largo de todo el país.
El proyecto de ley establece como primera causal para interrumpir el embarazo, el riesgo vital presente o futuro de la mujer. Dado que patologías del embarazo se pueden asociar a patologías en el largo plazo, habría que evitar todo embarazo.
No es esperable, entonces, que de aprobarse este proyecto disminuyan las muertes maternas en nuestro país, o que se reduzca la mortalidad infantil, o que se reduzcan las violaciones, o que mejore la calidad del diagnóstico prenatal. Pero quienes presentan este proyecto tampoco pretenden esto.
Las encuestas recientes muestran que los individuos de nuestra sociedad ya no creen en nada ni en nadie. Es la hora entonces de reflexionar y de mirar dentro de nosotros mismos, para decidir sobre el derecho sagrado a la vida.
Enrique Oyarzún EbenspergerProfesor titular
División de Obstetricia y Ginecología
Fac. de Medicina, P. Universidad Católica de Chile