Enzo Garrido y David Reyes

La U dio otro paso hacia su proyecto de tener un estadio propio. El martes 24 de marzo, en una reunión extraordinaria, el directorio de Azul Azul aprobó el aumento de capital para edificar el recinto en La Pintana.

La idea es recaudar cerca de 10 millones de dólares con una nueva emisión de acciones de la compañía, lo que debe ser aprobado en la junta de accionistas que se realizará en abril, pero ya cuenta con el quórum necesario para ejecutarlo.

Esto representa un cambio respecto del plan inicial que hubo en la época en que Federico Valdés y José Yuraszeck fueron presidentes. En esos años, el directorio acordó que un porcentaje de la venta de jugadores se ahorraría para el proyecto del estadio. Sin embargo, desde que Carlos Heller llegó a la presidencia, ha dicho que "los fondos del estadio no están relacionados con el plantel". No obstante, una alta fuente del CDA recuerda que "cuando se aprobó ahorrar, el mismo Heller, quien era director, estuvo de acuerdo. Ahora el discurso es diferente".

En la semana pasada, el accionista Sergio Weinstein (dueño del 2% del club), en su calidad de presidente de la Comisión Estadio, expuso todos los costos que tendrá levantar el recinto, cuyo valor final será cercano a los 50 millones de dólares. Los 40 millones de dólares restantes pretenden conseguirlos a través del naming right , la venta de palcos, concesión de los patios de comida y de los estacionamientos.

Además, se decidió darles curso a los estudios de impacto vial y ambiental: "Haremos todos los trámites administrativos. Estamos más cerca que nunca, hay una idea clara para financiar el proyecto y un municipio que está dispuesto a colaborarnos", apunta otra fuente de la concesionaria.

Otra vía para conseguir fondos es la venta de asientos individuales. Aunque ese plan no está totalmente definido, la idea es poner a la venta butacas en todas las tribunas del recinto; pero en principio, será en un porcentaje que no supere el 10% del aforo.

Un "pésimo" negocio

En la compañía hay consenso en que la casa propia es una inversión complicada. Fue aprobado, pero a contrapelo de accionistas que deberán desembolsar más fondos para no perder sus asientos en el directorio.

"No es un mal negocio, es un pésimo negocio. No contamos con abonados suficientes para que sea rentable; pero lo haremos igual, porque estamos conscientes de que es un club que es seguido por millones de chilenos que desean tener su estadio", añade una alta fuente azul.

Hasta el propio Heller ha dicho que es un mal negocio. En una entrevista en Qué Pasa, el pasado 12 de diciembre, manifestó que "(...) No es rentable, pero sí tengo que tener la creatividad para hacerlo que funcione. Hay que ir viendo de a poquito cosas creativas para financiarlo. Va a haber que hacer un aumento de capital, de todas maneras".