Qué maravilla vivir en un país donde el verano es una apretada sucesión de estrenos frutales. Luego de una breve temporada de damascos, viene la de cerezas y guindas dulces, para ingresar a la de melones, duraznos y sandías. Y mientras estos corren, se preparan las ciruelas, y están al aguaite las uvas, peras, manzanas, membrillos, naranjas y limones.
Pienso en otras latitudes. En el Norte de Europa todo el año es época solo de manzanas. Hay, claro, algunas espléndidas, como la inglesa Cox's Orange Pippin, que ignoro por qué no se ha traído aquí: requiere algunos cuidados, pero no son para espantar a nadie. Sin embargo, entristece vivir bajo cielos, como los de esas borealidades, que no permiten madurar duraznos ni uvas.
Reclamemos, pues, por ese criterio miope y venal que no ve en las frutas los sabores, aromas y colores, sino puros dólares. El símbolo es esa uva seca, dura, hollejuda, que "viaja bien". Pero ya verán: cuando las modas cambien y se redescubra la bondad de lo antiguo (está pasando cada vez más...), nuestros apapayados exportadores ya habrán arrancado todas las matas de buenas frutas y no habrá recuerdo, siquiera, de ellas. Entonces, el mercado extranjero lo coparán franceses e italianos, que saben conservar y no se rinden ante las manías transitorias. ¡Serán necesarias 50 cajas de "seedless" para igualar el precio de una de duraznos Zaragoza!
Volvamos a las "cirgüelas", como, según asegura el docto Ramón Menéndez Pidal, decían en Murcia y Aragón hacia el año 1100, forma que nuestros campesinos han heredado, con seguro instinto castizo. No hay dos ciruelas iguales. Uno se instala debajo de la mata y comienza a probarlas: cada ciruela tiene alguna perfección irrepetible que nos atrae.
El siguiente clafouti es una fórmula que sirve también para guindas y todo tipo de frutas.
Clafouti de ciruelas
Sumerja ½ k de ciruelas en agua hirviendo 10 segundos; sáquelas y pélelas. En un plato hondo, enteras o en rebanadas, espolvoreadas con 60 gr de azúcar granulada, macérelas 1 hora con 1 vasito de coñac, dándolas vuelta un par de veces. Luego sáquelas del licor. Ponga este en una juguera; agregue a esta, en este orden, ¼ l de leche, 3 huevos, 1 cda de extracto de vainilla, 70 gr de harina cernida, pizca de sal. Haga funcionar la juguera 1 minuto. Vierta en un molde enmantequillado para flan una capa delgada del batido. Ponga el molde sobre fuego muy suave hasta que el batido se seque. Luego, ponga en él las ciruelas y vierta encima el resto del batido. Hornee (fuego moderado) una hora, más o menos. El clafouti está listo cuando, clavada en el medio una aguja, esta sale seca. Poco antes de estar listo, espolvoréele un poco de azúcar granulada encima. Se come tibio o frío.