Apariencia de piedras, de rocas que son maderas, volúmenes vacíos, definidos por insólitas superficies cóncavas. Así son los trabajos expuestos hoy día por Patrick Steeger. El leño y sus vetas se han vuelto, pues, planchas contra enchapada de partes unidas con pegamento, hasta constituir bloques cubiertos por barniz amarillento o anaranjado. Y procedimiento semejante los hace adquirir cierta condición de objetos. Objetos que, dentro del vasto espacio desnudo de Galería Patricia Ready, aparentan representar la casi surrealista escenografía de un roquedal armonioso, a punto de ser invadido por el oleaje marino. Ello ocurre no obstante la condición abstracta y de plena autonomía que posee cada pieza. Es que amarran muy bien unos con otros estos volúmenes livianos, donde dos conforman un díptico particularmente hermoso. Sus formas mórbidas, genuinas y provistas de un juego audaz de arcos tridimensionales, se materializan por intermedio de dos porciones, donde la menor aparenta desprenderse de la mayor. En ambas partes destaca el aprovechamiento de las ricas vetas de la madera. Entre las demás piezas expuestas, una ubicada al fondo de la sala algo ostenta de gran piedra preciosa en bruto. Otro grupo de tres esculturas, entretanto, corresponde a blanquecino terciado de pino. Se halla dispuesto en láminas que conservan, delgada, su corteza natural. Con ellas emprende Steeger un variado y esbelto juego de curvas que busca agigantarse en el espacio. Acompaña, por último, a los volúmenes anotados una serie de dibujos con láser sobre madera, además de una cartulina tridimensional. Se trata de estudios preparatorios para las obras definitivas exhibidas.
La misma galería de Vitacura nos entrega, de Eugenia Vargas, dos conjuntos fotográficos, una aglomeración de objetos peculiares y un documento en forma de video. Respecto a las instantáneas con color del piso alto y a la negra silla funcional abrumada por centenares de audífonos constituyen testigos elocuentes de una acción de arte corporal efectuada por la artista durante el día inaugural de su exposición. Entonces, y como lo demuestran ahora las fotos, el cuerpo humano es hecho casi desparecer por los auriculares. La reacción del público asistente, además, comunicó una dimensión particular al acto, como lo conserva el video para nosotros, los visitantes posteriores. Por el contrario, los cinco registros fotográficos del nivel inferior, donde se enseñorea un rojo intenso, emergen bastante diferentes de sus colegas del recinto principal. Es que desarrollan una secuencia protagonizada por una glamorosa, por una armada guerrillera que parece recién arrancada desde un desfile de modelos. Pero más allá de tanta diversidad temática y de la técnica impecable, impregna la totalidad de los trabajos expuestos una ironía poderosa, capaz de remecernos con su denuncia de excesos del mundo actual: ya de salir por cualquier medio de la incomunicación, ya de la ilusión superficial que conduce a enrolarse tras ideales equívocos.
Andrea Carreño exhibe en Galería AMS Marlborough. Son cuadros que dejan ver el desarrollo de la autora durante el último tiempo. Como en su etapa anterior -acá representada por obras de 2012-, la pintura multicolor continua integrándose con dibujos en blanco y negro, especie de interesante diálogo entre realidad vivida y el sin color de una especie de fantástica figuración soñada. Acaso "Plaza de Palermo" (2015) resulta el testimonio más armonioso de eso, aún a través de su saturación iconográfica. En cuanto a temática tenemos tanto visiones dentro de interiores arquitectónicos dotados de perspectivas dinámicas, como bellos paisajes al aire libre. En el primer caso, los espacios cubiertos se suceden abriéndose hacia el fondo en vegetaciones feraces, mientras figuras insólitas en carbón y grafito introducen el ámbito del sueño. Particularmente atractivos se muestran, de 2013 y 2014, jardines de Estonia y de Tarn (Francia). Provista, por supuesto, de los atributos argumentales del blanco y negro, la fantasía refinada de la pintora los puebla con pequeñas esculturas ornamentales, con algún mueble o retrato, todos ellos como extraviados dentro del panorama. Asimismo encontramos bonitos collages en menor formato. Su tema pareciera referirse a resaltar detalles de las pinturas grandes. Una de estas telas rinde homenaje a Mario Carreño, su padre. La cita de imágenes propias del artista fallecido se adapta sin inconveniente a la imaginería personal de la hija.
"Palos y rocas"
Patrick Steeger y las concavidades inesperadas de sus bloques de madera
"Tan solo una ilusión"
La soledad incrementada por la tecnología en Eugenia Vargas
Lugar: Galería Patricia Ready
Fecha: hasta el 24 de abril
"Mosaico"
Realidad y sueño a través de la fantasía pictórica de Andrea Carreño
Lugar: Galería AMS Marlborough
Fecha: hasta el 14 de abril