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Editorial
Domingo 29 de marzo de 2015
Los viajes dentro de Santiago
"Así como los jóvenes abandonan el automóvil por la bicicleta, muchos usuarios estarían dispuestos a evitar la molestia de conducir y estacionar si el transporte público fuera más rápido y seguro..."
El Ministerio de Transportes ha publicado los resultados de la Encuesta Origen Destino de Viajes 2012 de Santiago. Esta encuesta se realiza cada 10 años, entrevistando a 18.000 familias y se complementa, entre otros, con estudios de tiempos de viaje en distintos modos de transporte.
La encuesta revela que en un día hay 18 millones de viajes en Santiago, de los cuales 11 millones se realizan en vehículos motorizados, el resto caminando o en bicicleta. Los viajes motorizados se dividen en un 18% en vehículos privados y un 29% en transporte público (buses y otros medios). Un detalle interesante es que la zona oriente es donde más ha crecido el uso de la bicicleta -casi un 700% desde la medición anterior-, transformándose en la zona donde más se utiliza este medio en Santiago. El uso de la bicicleta a nivel de la ciudad completa se dobló en el período. Es probable que con el auge de los últimos años, la cifra actual sea aun mayor.
La encuesta muestra que la congestión ha reducido la velocidad media de los automóviles en aproximadamente 2 a 3 km/h para viajes de entre 2 y 8 kilómetros entre las 7:30 y 9:00 horas. La situación de transporte público es peor: cayó en unos 2 km/h, pero su velocidad ya era muy baja, por lo que el efecto es mayor. A esas horas, la velocidad del transporte público para un viaje corto se aproxima a la de una caminata: es de solo 6,6 km/h. Y es justamente esta baja velocidad del transporte público lo que incrementa el uso de automóviles, creando más congestión. Los buses no funcionan bien si están rodeados de automóviles, especialmente cuando hay congestión. Se produce un efecto perverso en que la congestión reduce la velocidad de los buses, y la gente los abandona por los autos (ayudados por el mayor ingreso de las familias), lo que introduce más congestión.
La única manera de revertir la caída en el uso del transporte público es aumentando su velocidad: esto requiere más metro y más corredores de buses. Tal como los jóvenes abandonan el automóvil por la bicicleta, que es rápida y de bajo costo, muchos usuarios ya no jóvenes estarían dispuestos a evitar la molestia de conducir y estacionar si el transporte público fuera rápido y seguro. Esto reduciría la congestión mejorando la situación para todos. Además los corredores, al dejar menos espacio para otros usos, elevan la congestión para los automóviles, restándoles atractivo.
En suma, la Encuesta Origen Destino 2014 muestra que la situación del transporte en Santiago empeora, pese a los enormes esfuerzos económicos que se han hecho con el Transantiago y los ajustes de sus horarios que han hecho muchos sufridos santiaguinos.