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Cartas
Domingo 29 de marzo de 2015
Reforma laboral
Señor Director:
En carta publicada el viernes, el economista Bernardo Fontaine continúa su crítica al proyecto de reforma laboral presentado por el Gobierno. Sus dos argumentos centrales son: primero, que la reforma no se hace cargo de los déficits de empleabilidad en sectores vulnerables; segundo, que no es claro el real impacto que pueden tener la sindicalización y la negociación colectiva en el índice de desigualdad.
Para aclarar lo primero, puntualizamos que el proyecto de negociación colectiva es solo uno de varios instrumentos del Ministerio, existiendo otros instrumentos que apuntan específicamente al tema de la empleabilidad. El señor Fontaine reconoce y celebra aquellas iniciativas del Gobierno (en rigor podría haberlo hecho en su primera carta), pero sugiere una medida adicional: mayor flexibilidad laboral para contratos de mujeres, jóvenes y adultos mayores. Al respecto no aporta más que su intuición; él simplemente supone que reduciendo estándares, bajando el sueldo mínimo o, en definitiva, precarizando el empleo de aquellos sectores se generará mayor trabajo. La evidencia no lo acompaña.
A continuación, Fontaine insiste en cuestionar la evidencia internacional sobre cobertura colectiva e índices de desigualdad. Junto con calificarla de simple "teoría", recurre al conocido argumento de que se trata de "otras realidades", sin ir al fondo del asunto: los países que poseen mayores tasas de cobertura de instrumentos colectivos han demostrado tener, consistentemente y por varias décadas, mejores índices de igualdad. Hay que recordar que muchos de esos países no fueron siempre ricos, y lograron construir una matriz de desarrollo inclusiva y no excluyente -como la chilena-, en parte, gracias al accionar de los sindicatos. En este punto Bernardo Fontaine deja entrever su segunda intuición: la intuición antisindical. Los ejemplos que da denotan su prejuicio (habla de graves huelgas, colapso de las pymes, ¡hasta de la negativa a repartir la canasta de Navidad!). La intuición antisindical presume que los trabajadores van a huelga poco menos que por deporte y que los sindicatos son una horda de irracionales que solo buscan crear conflicto y hacer capotar a la empresa. La realidad de nuestra clase trabajadora no es esa. Le falta calle al señor Fontaine.
FRANCISCO JAVIER DÍAZ
Subsecretario del Trabajo