Un accidente de auto. Un hombre muerto. Un testigo, Ramiro Hidalgo (Juan Pablo Correa), cuenta que se trata de su mejor amigo. Pero más tarde, el mismo Ramiro dice que vio en el lugar los pies muertos de Ana Patricia Ahumada Jones (María José Siebald), una ex rockera que había llegado a convertirse en la mujer de su vida.
Ramiro es un periodista con trabajos ocasionales, pobretón, obeso, adicto a la comida chatarra, depresivo y solitario. Su tendencia compulsiva a hablar está acompañada por el gusto de ficcionar, contar historias y mezclarlas, cruzarlas y confundirlas.
Su confidente, Lorena (Constanza González), suele extraviarse, y a veces aburrirse, con sus relatos imprecisos. Lo que logra entender es lo siguiente: un editor exitoso, Pablo Plaza (Jorge Rodríguez), encarga a Ramiro una historia del desaparecido grupo musical Los Cox, con el cual trabajó la rubia Ana años atrás. El periodista encuentra a la mujer limpiando baños y comienza a salir y fascinarse con ella.
Pero entonces Ana muere en un accidente. Sumido en la depresión y la pérdida, cierta tarde Ramiro ve a una mujer igual a Ana, solo que morena. Se llama Valentina y es vendedora de una isapre e instructora de tiro al arco. Ramiro la sigue, la invita, sale con ella, la tiñe de rubio... y vuelve a entrar en crisis.
La directora Elisa Eliash ha dicho que se trata de una versión libre de Vértigo, de Alfred Hitchcock, aunque el motivo de la doble mujer está presente en otras películas de gran calado. En todo caso, si la fuente remota es Vértigo, entonces se trata de una lectura singular y parcial, que solo deja en pie la obsesión del protagonista, con una carga menos necrófila que la gran obra de Hitchcock. El hipermontaje deja fuera todo lo demás, o mejor dicho lo sustituye por imágenes fugaces, ideas de sueños, alucinaciones, tránsitos y luces.
La mujer es un completo enigma. El relato de Ramiro (o de Eliash) es tan fragmentario, que resulta imposible saber si su obsesión con Ana/Valentina nace de la extraordinaria similitud física de las mujeres (como en Vértigo), de su radical diferencia sexual (como en Ese oscuro objeto del deseo) o de su naturaleza complementaria (como en Mulholland Drive). Ramiro tiene el prestigio de un gran cronista (se ha dicho que está inspirado en el periodista Guillermo Hidalgo, creador de The Clinic y Fibra, muerto en 2009), pero es incapaz de completar un retrato de su fascinación con Ana.
Eliash tiene sentido del encuadre y un gran ojo para desarmar y reconvertir el paisaje urbano, como ya había mostrado en Mami te amo. Pero su principal recurso es el montaje, concebido como un instrumento de choque y asociación, de aparición y ruptura. Esto hace difícil (y hasta algo injusto) describir su película en función de un hilo narrativo. Aquí estoy, aquí no es una experiencia más sensorial que intelectual, con el soplo asordinado de una comedia negra.
Aquí estoy, aquí no
Dirección: Elisa Eliash.
Con: Juan Pablo Correa, María José Siebald, Constanza González, Elvis Fuentes, Jorge Rodríguez, Constanza Alemparte.
90 minutos.