Aunque no era una costumbre muy arraigada, hoy los chilenos están adictos a los espumantes. Nacionales, italianos, españoles o franceses, ya es habitual comenzar cualquier comida o conversación con una copa llena de burbujas. O, incluso, comer con un buen espumoso. Pocas calorías y un sabor delicioso. Por eso, Viña Aresti acaba de lanzar Only, su primer espumante, del valle del Biobío, anunciando que es "para disfrutarlo todo el año". A un precio estupendo ($ 6.490), es fresco y de gran complejidad. Hay que probarlo.
Y donde definitivamente hay que ir es a Montevideo. Aunque no resulta especialmente barato, es fascinante caminar por esas elegantes avenidas, un tanto venidas a menos, con grandes árboles y de arquitectura europea. Las plazas arboladas de Benedetti, por donde caminaban los anónimos y grises empleados públicos.
Un gran plus lo constituye su gente. Amable y sin prisas, son parte de ese pequeño país en el que la censura no existía y se veía cine y se leían libros de todo el mundo. Su poderosa, pero hoy castigada clase media -junto a Pepe Mujica, su ex Presidente-, fueron el país de moda durante el año pasado. Influyentes medios norteamericanos la eligieron. Y no solo por legalizar la marihuana.
Aunque los turistas, desprevenidos, consulten dónde adquirir la famosa hierba, la verdad es que hay que estar registrado en una farmacia. Y ser residente. Además, se permite la tenencia por un año (hay que inscribirse formalmente) de hasta ocho plantas hembras, para consumo personal. Una desilusión para quien sueña con un Amsterdam latinoamericano.
Lo notable, su carne. Simplemente maravillosa. Y esa fama que se transmite bajito de que es mucho mejor que la de sus vecinos argentinos, sigue siendo verdadera. Lleno de locales familiares y de barrio, sus mollejas, chinchulines, colita de cuadril, lomos y lo que apetezca, sale de la siempre humeante parrilla, de las manos de verdaderos expertos. Ya sea en barrios de moda o en el turístico mercado del Puerto, el olor a asado lo rodea todo. Con ensaladas, papas o poco más, aquí la cosa va por la calidad de la carne. Nada que decir, salvo que tienen unos más que buenos vinos.