Los estudios Disney siguen con su idea de convertir sus clásicos animados en películas "live-action". Y tras la fallida "Maléfica", con Angelina Jolie (una vuelta de tuerca que ponía el punto de vista de la villana), ahora el actor Kenneth Branagh, en calidad de director, tiene éxito con este clásico siguiendo una fórmula clásica. Estamos en códigos y reglas que ya son sello y marca de Disney, y Branagh no se pasa de listo. Dirige con diálogos y estructura sensatas -para el subgénero que es Disney- la tragedia de Ella (ojo con Lily James, que estuvo en "Downton Abbey"), huérfana y bajo los caprichos de una madrastra que Cate Blanchett convierte en una villana digna del panteón de las mejores malas. Esta "Cenicienta" cumple con todo lo que se espera de la factoría del ratón Mickey: cuidados vestuarios, un baile fastuoso en un castillo, una dirección de arte detallada (con guiños al propio mundo disneyniano) y una química entre heroína y príncipe azul a toda prueba. El gran atrevimiento de este filme bien hecho, disfrutable, es correr el riesgo de ser anticuado, en una buena manera. Un cuento de hadas asumido y que conecta directo a la vena de las ensoñaciones infantiles. "Cinderella".
Drama. EE. UU. 2015. 105 minutos. T.E.