Señor Director:

Si uno mira solo la dimensión de mercado de los textos escolares, dadas las distorsiones y abusos que son visibles cada marzo, es fácil concluir, como hace Educación 2020, que la solución más directa es que el Mineduc provea todos los textos escolares. Sin embargo, esta propuesta, dado su economicismo, pasa por alto el problema central respecto a dichos textos: el de la calidad.

Está demostrado que un texto escolar de calidad hace la diferencia al momento de aprender y también de enseñar. Y los dos estudios respecto de calidad que se han hecho en Chile (Fontaine-Eyzaguirre 1997 y Soaje-Orellana 2013) han concluido, comparando nuestra realidad con la de países de buen nivel educacional, que nuestros textos dejan mucho que desear (lo cual no es sorpresa para muchos colegios de élite que, de hecho, no los usan).

Así, el verdadero asunto a discutir, tal como proponemos en nuestro informe "Calidad, formato y mercado de los textos escolares en Chile", debería ser por qué ni el mercado estatal (que opera mediante concesiones) ni el privado están hoy configurados de manera de incentivar la competencia en torno a la calidad, lo que abre también la discusión sobre el formato de los textos.

Reconfigurar nuestra situación solo para que los libros sean más baratos nos dejaría pagando menos por un material igualmente mediocre, lo que sería sin duda un alivio para el bolsillo, pero no para la educación. Necesitamos, en cambio, un debate integral que aborde el asunto en sus tres dimensiones.

Pablo Ortúzar Madrid
Director de Investigación Inst. de Estudios de la Sociedad