El camino de mutación táctica que está recorriendo el Colo Colo de Héctor Tapia en la actual temporada no deja de ser llamativo y digno de analizarse.

Aunque uno no puede señalar con absoluta seguridad si esta transformación que ha exhibido el equipo albo en sus partidos tanto de la competencia local como en la arena internacional es resultado de una convicción profunda de Tapia de que no es posible mantener rigideces tácticas aunque estas hayan probado ser exitosas -y en su caso lo han sido-, es de todas maneras llamativo que se produzca un trabajo táctico evolutivo.

Hay sí cierta evidencia de que Tapia intuyó que debía provocar cambios esta temporada. A diferencia de la anterior, cuando el entrenador albo fue inflexible en la contratación de ciertos nombres, convencido de que ellos eran los que servían para el esquema en el cual él creía a ultranza, en esta ocasión eligió jugadores que le darían alternativas diversas que a la larga le harían variar el dibujo táctico establecido.

La pretensión de tener a Humberto Suazo por ejemplo, no era simplemente disponer de un "9" -entendiendo que ya lo tenía en Esteban Paredes-, ni tampoco acceder a un competidor de Emiliano Vecchio como "enganche". El ex Monterrey, en la cabeza de Tapia, es un mediapunta que debe enlazar conexión con uno y con otro al mismo tiempo moviéndose por el medio en espacios muy identificables que no cubrían permanentemente ni Paredes ni Vecchio. Su presencia, en esos términos, obligaba a desarmar el esquema ofensivo anterior.

El mismo caso se puede apuntar en la llegada de Luis Pedro Figueroa. El ex jugador de O'Higgins claramente no llegaría a Colo Colo a ser la alternativa de Gonzalo Fierro como lateral ni tampoco de Felipe Flores como puntero. Figueroa es un volante derecho que eleva su capacidad en tanto tiene metros para recorrer a partir de la mitad de la cancha. Colo Colo, el año pasado, no requería de un jugador así actuando con laterales y delanteros bien marcados. Ahora que los albos están cambiando de esquema -con Fierro devenido en volante derecho cuando Colo Colo juega en línea de tres- parece lógico que Tapia haya optado por un jugador como Figueroa para el recambio.

No es todo. Pese a que la contratación de un tercer zaguero central se vinculó más a la ausencia obligada de Julio Barroso por su suspensión en el torneo local, lo cierto es que para Héctor Tapia representaba una oportunidad de tener un defensor central más experimentado para realizar un cambio táctico importante. Él quería conformar una defensa distinta a la que había exhibido el año pasado. Aspiraba, sin duda, a reordenar la salida a través de las alas y también sumar mayor seguridad en el patio trasero ante la mayor osadía que le impone un esquema con volantes menos apegados a las funciones de marca.

Es cierto que todo este proceso de transformación no termina por cuajar del todo. Suazo aún no llega a la cota que se le pide, Figueroa ha estado lesionado, Cáceres entra y sale del equipo, y Colo Colo cambia de un partido a otro como probando fórmulas.

A veces acierta y otras no. Pero eso es parte del juego de las transformaciones.