Hay nombres que ayudan a entender rápidamente de qué trata un restaurante. Por ejemplo, Baco = vino. O la Fuente Alemana, o Chilenazo, o Puerto Perú. Hay otros que lo hacen más difícil, porque -por ejemplo- Liguria está asociado al historial de los propietarios más que a su defensa de la chilenidad, pero en fin. El caso es que el nombre de Hockenheim no remite a algo muy reconocible, aunque se trate de un destacado circuito de carreras alemán. Esto se puede deducir al ver una vitrina con autitos y tras la primera mirada a su carta, con algunos platos germanos.
El lugar es privilegiado: en plena esquina de Nueva de Lyon con Costanera. Gran terraza, árboles añosos, interior iluminado, techo alto. Complementa lo decorativo un equipo que atiende a la perfección. Y aunque usan servilletas de papel, de las buenas, tienen detalles como una cubetera con hielo que llega a cada mesa. Aún no cuentan con patente de alcohol, lo que se siente al comer una de sus hamburguesas: pena una cerveza.
De las entradas, un crudo aliñado, aunque con la sal encima y no integrada. Buena la carne, pero le faltó más malicia. Hay en formatos chico y grande ($4.800 y $7.600). Y una sopa de zapallitos italianos con almendras encima ($2.900), realmente sabrosa y especiada, impecable, no como el consomé de pollo ($3.200), salado y con un huevo pochado que parecía de microondas, duro.
De fondos, un par de sándwiches: una hamburguesa spicy ($6.900) que es de lo mejor. Con cebolla caramelizada y queso. Carne tres cuartos. Y un sándwich de pernil ($6.200) con repollo y rabanitos. Mucha mayo, que estaba buena, pero igual. Y nuevamente la sal, en el pernil.
De postre, un napoleón de manzana digno ($3.200) y la sensación de que, afinando el rodaje, este sitio debiera estar lleno.
Nueva de Lyon 155, local 101, Providencia. 2 2944 0587.