Pastelería alemana, no quedaba mucho; pero algo salió. Nos ofrecieron ¡Sacher Torte! La pedimos, comentando a la señorita: "¡Bien valientes, para ofrecer tamaño clásico!". Llegó el "clásico" y, claro, no era Sacher Torte: "El público chileno no sabe mucho", nos dijeron, respondiendo a nuestros reparos. Pero "uno que ha sido marino" y ha comido Sacher Torte en Viena, donde nació y donde está codificada perfectamente desde hace 200 años, sí sabe (además que, en Santiago, hay Sacher Torte en otras partes). Y lo que hasta ese momento era un almuerzo de honestas alemanidades, terminó con nota amarga, luego de desfilar por nuestra mesa algunos satisfactorios platos.
El lugar ha tomado el relevo del "Tante Marlene", que estuvo en las inmediaciones. Ahora es sólo un "establecimiento Tante Marlene", un "Deutsche-Bistro-Bar". O sea, restobar alemán.
Como el pan, nos dijeron, no era casero, omitimos los sánguches, de los cuales hay gran variedad, de inspiración tanto chilena como alemana (entre $5.100 y $6.100), más algunos "gourmet" (todos estos a $7.200) en pan de molde, pita o toscano. Apuntamos directo a platos alemanes (aunque hay también criollismos como chorrillana y otras cosas) no muy novedosos.
Para partir, tabla alemana ($13.600 para dos), más una porción de "leberkäse" ($5.000), nuestro favorito (especie de embutido no embutido, hecho con carne molida). Trajeron dos mostazas y un pocillo con una curiosa salsita de curry dulce, pepinillos encurtidos y chucrut bien hecho para acompañar una "gorda" (Dampfwurst), una salchicha muniquesa (Weisswurst), una vienesa (Seitenwurst) y una levemente ahumada "leñadora" (Hackwurst). Hasta ahí bien.
El ciervo dorado en mantequilla y hierbas ($7.900) llegó como bocaditos algo duros, pero de agradable sabor, acompañados de una compota de manzana en buen punto de acidez y dulzor ($1.600). Recordando otros perniles asados de egregia memoria de esta plaza y de Viña, pedimos un pernil entero, encurtido y asado ($9.500), acompañado de correctas papas alemanas ($2.000). Buen pernil, nada grasoso, pero no como otros deshuesados que hay por ahí...
Hay una razonable cantidad de cervezas alemanas con y sin alcohol (tomamos de estas la Clausthaler, excelente) entre $2.500 y $3.900.
Un postre agradable fue el "Rote Grütze" ($3.400, compota de frutas rojas) con un pocillo de "nutella de vainilla". Y llegó la Sacher Torte ($2.500) que no era tal y que provocó el mencionado comentario, más bien descomedido, de la administración. Los chilenos aman, a veces, devaluarse colectivamente; pero, ¡venga alguien de afuera -así sea alemán- a hacerlo!... Esa torta de chocolate no estaba mal, era al gusto criollo, "remojadita"... Pero, entonces, ¿por qué llamarla con nombre impropio? ¿Qué otra cosa habrá que no es lo que dice ser? Hay derecho a preguntarse.
Lugar sencillo, aparentemente en rodaje. Servicio correcto. Estacionamiento al frente.
Nueva Costanera 3100, Vitacura. 2 2761 9043.