La Red ha demostrado verdadera resiliencia con su programa "Mentiras verdaderas". Se fue Eduardo Fuentes de un día para otro y a las pocas semanas levantaron a Jean Philippe Cretton, que fue toda una revelación en ese rol. Y cuando este último no llegó a acuerdo para renovar contrato, sacaron de bajo la manga a Ignacio Franzani. Sin tiempo para llorar ni lamentarse.
Y al parecer, fue acertado. Al menos en su debut, la noche del martes, Franzani pareció estar en su salsa otra vez. Echado para atrás, se mostró genuinamente interesado en el relato que el chef Chris Carpentier hizo de su vida desde que era un niño, hijo único, que aprendió a cocinar de tanto estar solo con la nana y que a los 15 años partió solo a buscarse la vida a Estados Unidos.
Franzani supo sacar su lado femenino y meterse en el plano emocional con toda facilidad. "Las mujeres dan vuelta la página sin vuelta atrás, y los hombres nos quedamos llorando por la leche derramada", reflexionó. Carpentier enganchó con eso y reconoció que en su separación "metió las patas" y que no supo "priorizar de forma correcta". Luego, se le quebró la voz al recordar los cinco años en que no le habló a su padre y cómo se reconciliaron al encontrarse por casualidad en la celebración judía del Día del Perdón.
Con este nuevo conductor, el programa mantuvo el sello de mostrar dimensiones desconocidas de los personajes que han estado en la noticia. Lo mismo ocurrió en la segunda entrevista al humorista León Murillo, figura del último Festival de Viña. El programa tuvo una duración más larga de lo normal, desde las 22:30 hasta las 00:50 horas, y mantuvo el rating que tenía en la etapa de Cretton, logrando algunos peaks de 5 puntos. Se hicieron largas las notas de presentación de los invitados y de las de personas cercanas a ellos, que no siempre aportan. Es obvio que el amigo y colaborador de Carpentier solo dirá cosas buenas de él. Y lo mismo su hermana. Lo mejor estuvo en el estudio, en la atmósfera que se logró. Franzani parecía estar en el living su casa.