Señor Director:

El fin de semana pasado fui víctima del robo de cuatro mil kilos de ciruelas secas y, luego, de un transformador eléctrico en el campo.

Lo anterior no es novedad, dado que en el último tiempo me han robado en diversas ocasiones: maquinaria agrícola, limones, paltos, y hasta mis caballos, ante la mirada impotente de todos los que hemos trabajado y participado en el proceso productivo.

Cada vez que han sucedido estos hechos he efectuado la denuncia en Carabineros. Sin embargo, hasta ahora nunca he tenido un resultado favorable, ni he observado que el Ministerio Público se aboque a una investigación más profunda, tendiente a determinar las redes, mafias y reducidores que participan en este tipo de delitos. Para colmo, los agricultores tenemos que tolerar que nuestros productos se vendan abiertamente en las calles y carreteras del país, que están llenas de comercio ambulante, sin que ninguna autoridad tome cartas en el asunto.

Yo me pregunto quién garantiza nuestro legítimo derecho a trabajar y vivir en paz en Chile. Hasta cuándo debemos tolerar la desidia de las autoridades frente a estas mafias y delincuentes que actúan impunemente y que siembran el temor en la gente que vive en el campo.

Andrés Vicuña Lambert
Agricultor