¿Se acuerda que hasta hace cuatro décadas los teatros de Santiago cerraban con candado desde mediados de diciembre hasta avanzado marzo? A nadie en ese lapso se le habría ocurrido dar algo. Esto cambió primero con la Temporada de la UC en el Parque Bustamante, que a partir de 1975 probó que en verano sí había un contingente de público entusiasta. Eso después dio alas a la creación del Festival Teatro a Mil (hoy Stgo. a Mil), y así comenzó hace 21 años la fiebre teatral de enero. Febrero, en cambio, siguió siendo un desierto por un tiempo más. Hasta que Mori en 2008 se atrevió a lanzar el primer estreno, la comedia francesa "La vecina de arriba".
Entre los contados y tímidos esfuerzos desde entonces por animar la cartelera de febrero, "Ser papá" -de nuevo en Mori- es de seguro un acierto mayor en elección de repertorio y resultado. Sin ser gran teatro ni tener una costosa producción, ofrece un divertimento capaz de brindar entretención liviana idónea al espectador que recién vuelve de la playa, cosa que hace con buenas dosis de humor y cálida humanidad para abordar un tópico que despierta empatía y adhesión instantánea: la vivencia masculina de la paternidad.
Creado en 2007 por un comediógrafo, productor y actor de Islandia, Bjarni Haukur Thorsson, es un unipersonal cuya favorable acogida le ha merecido montajes en 20 países en diez idiomas (en castellano antes en Madrid). Pone en escena a un adulto joven que, a pocos años de casarse, comparte con nosotros su experiencia del nacimiento del primer hijo, la relación que establece con su retoño, y también cómo las necesidades y requerimientos del recién llegado afectan el futuro del matrimonio.
No es nada más que eso. Pero las penetrantes observaciones del monólogo, tanto como la sencilla franqueza y risueña buena onda con que este joven padre admite lo que muchos piensan y prefieren callar, ganan la identificación de la mayoría que ha vivido situaciones similares. En los 90 minutos de exposición hay momentos muy divertidos, pero se sigue más bien con una constante sonrisa cómplice. Se agradece que los garabatos sean los justos y necesarios, y que el espectáculo carezca de los alardes de audacia deslenguada en los numerosos exponentes femeninos de estos divertimentos 'de género' (tipo "Los monólogos de la vagina").
Cerca en su forma a lo que se conoce como comedia stand-up , la simple teatralidad de la propuesta se enriquece con oportunos insertos y 'destacados' musicales, y proyección de ilustraciones gráficas en estilo cómic, bien calibrados por el director Rodrigo Muñoz. Cierto que una obra así depende en buena medida de su ejecutante, y Juan Pablo Bastidas pasa la prueba de su primer unipersonal con creces; en su entrega derrocha simpatía y desenvoltura, y su conexión con la platea resulta fluida y muy cercana.
Mori Vitacura. Viernes y sábado a las 22:30 horas. Entrada: $10 mil general.