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Domingo 01 de marzo de 2015
Cobresal vive su propia cruzada y derrumba a la UC
Con una actuación formidable de Matías Donoso, autor de tres tantos, los mineros alargaron su ventaja como líderes del Clausura y pusieron en duda la capacidad de los dirigidos por Mario Salas de pelear el título del campeonato.
Enzo Garrido
A la UC no se le pueden criticar las ganas con las que encara cada uno de sus partidos. A veces confundida, a veces chocando, a veces abusando del juego brusco, pero va siempre hacia adelante.
Ayer lo hizo de nuevo, pero no fue suficiente para voltear al líder, que se paró con guapeza en San Carlos y que demostró las carencias que aún ofrece el cuadro de Mario Salas, que comete fallas defensivas inexplicables y que depende en demasía de un día inspirado de sus atacantes.
Además, Franco Costanzo, el mismo que le había salvado puntos en el pasado, ayer volvió a regalar tantos y generar desconfianza en su zaga.
Cobresal entró a la cancha con un plan claro: cortar el juego en el mediocampo, y gracias al buen nivel de Juan Pablo Miño y Rodrigo Ureña, cumplieron su objetivo.
De paso, los contraataques eran mortíferos: antes del gol de Matías Donoso -en una pelota que pierde Erick Pulgar en la salida-, Carlos Escobar tuvo dos ocasiones claras para abrir la cuenta.
En la segunda mitad, tras el fortuito empate de Cristián Álvarez, los métodos se profundizaron. Los albinaranjas se refugiaron varios metros más atrás, pero se dieron maña para generar un par de ocasiones, una de las cuales fue concretada por Nelson Sepúlveda.
Con el marcador en contra, la UC volvió a mostrar su peor cara. Enceguecida en ataque, embistiendo como un toro herido, chocó y chocó con la bien parada zaga cobresalina, con una correcta faena de Nicolás Peric y con los postes del arco, que le privaron de la alegría una y otra vez.
Tanto falló, que pagó. Donoso puso el 3-1, pero casi de inmediato Roberto Gutiérrez descontó para despertar las ilusiones de repetir la hazaña de Arica. Pero sobre el cierre apareció el inspirado goleador de la noche, que aprovechó un descuido de Juan Pablo Gómez y mató el partido, hirió la esperanza cruzada y estiró la ventaja del puntero de la tabla.
El sueño cobresalino sigue vivo.