Los tres equipos chilenos que participan en la Copa Libertadores salieron a canchas extranjeras y pusieron en el campo lo que tienen.
Lo de Palestino y el 1 a 0 sobre Deportivo Zamora, en Barinas, Venezuela, fue la excepción y el triunfo le pertenece a los jugadores, pero especialmente al entrenador Pablo Guede, que ordenó la cancha, sacó titulares, puso piezas nuevas y dejó en claro su mandamiento: lo mejor es el equipo.
Todos en lo suyo. Esteban Carvajal mejor que otras veces. El "Tiburón" Ramos haciendo lo que sabe. Diego Chaves fue un empleado calificado y Darío Melo, el arquero, protagonizó una metida de pata, algo habitual en él, porque la media es de una por partido. Hasta ahora no han sido fatales, pero es bueno que lo vaya pensando.
Palestino vive un sueño y lo mejor es no despertarlo.
Al contrario, lo que merece es una canción de cuna, un arrurrurrú y eso de tino, tino, para que duerma bien el niño palestino.
Colo Colo y Universidad de Chile volvieron arañados de Colombia y Brasil.
Sendas derrotas por 2 a 0, logran un descuento y después de 10 minutos cayó el 3 a 1 definitivo y mortal.
La U frente a Internacional de Porto Alegre, y al discurso del penal que no fue se puede agregar el tiro en el palo y así se remasteriza en sonido digital esa antigua oración donde un verso habla de árbitro malo, el otro de fortuna adversa y el coro repite que esto siempre nos pasa a nosotros.
Nadie quiere volver a las cavernas ni al Parque Jurásico del fútbol chileno, pero nunca se sabe, porque la verdad, a lo mejor, puede ser otra: nunca hemos salido.
Colo Colo calzó una derrota con Independiente Santa Fe y de los tres goles que le encajó Wilson Morelo, hubo dos terribles.
Morelo es oriundo de Montería, donde nació hace 27 años y trayectoria le sobra: Águilas Doradas, Envigado FC, Millonarios, América de Cali, Atlético Huila, Deportes Tolima, La Equidad, Monterrey de México y de vuelta a su país y a Independiente Santa Fe.
Morelo hizo pasar a medio equipo albo, luego lo dislocó y para un lado, después al otro y el arquero Villar y los defensas Vilches, Cáceres, Fierro y compañía, limpiaban el parabrisas.
El cuadro histórico, experimentado y con oficio, quedó demudado, atónito y desnudo, como preguntando ¿qué hemos hecho para merecer esto?
La próxima semana y de local, el Cacique y la U enfrentan a Atlas de México y a The Strongest de Bolivia con la obligación de ponerle el cascabel al gato, porque tal como están las cosas, la sentencia es clara: ahora o nunca.
Palestino, por su lado, no juega y espera, una mano le mece la cuna, entonces se acurruca y sueña.