Señor Director:

Hasta ayer estaba sorprendido por la reacción (o falta de reacción) de nuestros compatriotas sobre la favorable opinión de Salvador Allende en el tema de la mediterraneidad boliviana. En lo principal porque es una crítica implícita al Tratado de 1904, realizada nada menos que por un Presidente chileno en funciones. En segundo lugar, porque el gobierno del Presidente Evo Morales la invoca casi medio siglo después de emitida. Tercero, porque no ha proporcionado, que yo sepa, el registro o grabación pertinente. Cuarto, porque nadie ha sugerido la posibilidad de un mal entendimiento del periodista boliviano que la publicó en su época. Al respecto, advierto que algunos creen escuchar lo que quieren oír, y otros, incluso, tergiversan a sangre fría.

Por eso, celebro que un embajador profesional de mucho prestigio, como Rolando Stein Brygin, defina en su carta de ayer esa opinión del ex Presidente como solo "supuesta". Esto es, como una afirmación que "se le atribuye" al ex Presidente, sin la probanza rigurosa que sería necesaria, dado el impacto de su contenido. Esa aclaración tiene el peso adicional de provenir de quien fuera cónsul general en Bolivia, precisamente durante el gobierno de Allende.

José Rodríguez Elizondo