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Cartas
Sábado 28 de febrero de 2015
Eutanasia infantil
Señor Director:
El dramático video de Valentina, una niña de 14 años que solicita que la Presidenta Bachelet autorice una inyección letal que la haga "dormir para siempre", puesto que ya no soporta la carga de su enfermedad (fibrosis quística), ha generado debate respecto de si se debe permitir la eutanasia en general, y la eutanasia infantil en particular, en nuestro país.
En la actualidad, son escasos los países que han legislado al respecto. Bélgica permite la eutanasia infantil, sin límite de edad, si el menor tiene una enfermedad terminal, experimenta un sufrimiento insoportable que no puede ser aliviado por la medicina y entiende cabalmente las consecuencias de lo que está pidiendo.
En las redes sociales varias voces se han levantado pidiendo que se conceda lo que solicita esta niña. Más allá de señalar que la legislación chilena no contempla la eutanasia como figura legal, por lo que una inyección letal sería considerada como un homicidio, desde los puntos de vista médico y ético son varias las interrogantes que plantea este trágico caso.
Cuando una persona, independiente de su edad, está en fase de descompensación de su enfermedad, internada en una unidad de cuidados intensivos, ¿está en condiciones de tomar una decisión tan radical como esta? Su condición de salud física y mental ¿puede ser tratada o aliviada para mejorar su calidad de vida? ¿Tienen los recursos económicos para acceder a los tratamientos más avanzados para su condición?
Debemos recordar que el padre de Valentina, hace un par de años, intentó que la menor fuera adoptada por importantes figuras, con el objeto de que pudiera acceder a terapia no disponible en el país. ¿Puede acceder a un trasplante de los órganos afectados, o por ser menor de 15 años no será admitida en el principal hospital público que hace trasplante de pulmón en Chile, que solo recibe a mayores de 15 años?
Antes de siquiera pensar en una solución tan definitiva como la inyección letal que solicita Valentina, debemos procurar que reciba la mejor terapia disponible, incluyendo el apoyo psicológico para ella y su grupo familiar. Bien puede ser que una vez tratada la descompensación aguda y obtenido el necesario apoyo económico y médico para optimizar el tratamiento de sus síntomas, Valentina vuelva a ser la niña sonriente que el año pasado protagonizaba un video en el cual llamaba a ser optimistas.
Sofía Salas Ibarra
Facultad de Medicina, UDP