Richard Linklater ha construido una filmografía con un tema capital: la relación de pareja y su transfiguración en el tiempo, espacio y contexto.
Un antecedente es François Truffaut y su serie con Antoine Doinel, desde 1958 a 1979, que en el último segmento tiene la compañía de Christine Doinel, como novia, mujer y ex esposa.
La trilogía "Antes del amanecer" (1995) y las secuelas del 2004 y 2013, son la historia de Jesse y Celine: estudiantes soñadores en Viena, adultos con sabor a desencanto y matrimonio con hijos en la tercera parte.
Los personajes se amplifican en una trilogía donde el cine se convierte en arte de compañía y memoria emotiva.
En "Boyhood, momentos de una vida", Linklater realizó algo equivalente, pero distinto: filmó entre el 2002 y el 2013 la misma película y sus cuatro protagonistas se transformaron durante el metraje.
Algo notorio en los que partieron niños el 2002, Mason (Ellar Coltrane) y Samantha (Lorelei Linklater), en torno a los 7 años. Y terminaron de 18 y hacia la universidad el 2013.
Su madre y padre (Patricia Arquette y Ethan Hawke) son el corazón de la película, porque la relación parte rota, pero con el tiempo y con otras parejas y nuevos fracasos, las piezas desencajadas y trizadas, poco a poco, se rearman y encuentran sentido, porque finalmente todo pasa y algo queda.
El matrimonio aparece como una instalación que es una prueba de fe o de tolerancia o de resistencia o de simple aguante.
Una instalación culposa, acogedora, lacerante, enrabiada, comprensiva, hipnótica, anhelada o atormentada, que también es un laboratorio de pruebas, un aula pedagógica o un campo de entrenamiento para los hijos.
La película es un álbum viviente que registra la memoria familiar e individual de sus protagonistas. Lo que les tocó vivir entre el 2002 y el 2013: elección de Obama, las fiestas de Halloween, la saga de Harry Potter o la invasión a Irak. Las lecturas en el colegio -"Matar a un ruiseñor" y algo de Kurt Vonnegut- y los males sociales: alcoholismo y culto a las armas de fuego. Las graduaciones de Mason y Lorelei en amistad, sexo, vocación y sentido de la vida.
El arco dramático de la historia responde a la velocidad de crucero y se aprecia la metamorfosis del paisaje humano, social e histórico sin problemas, asaltos ni riesgos.
Es una película para exhibir en colegios, con una proeza en su interior, porque en vez del truco digital, el director prefirió el método paciente de un monje para seguir a los actores a lo largo de los años.
Es el amor como probeta y el matrimonio como célula familiar, histórica y social, para una película muy pensada, bien calculada y siempre cerebral.
El amor como corriente de aire y con sentimientos que nacen para fugarse, están en otro tipo de cine. En historias más espontáneas, jóvenes, naturales y arriesgadas.
En el nuevo cine francés, por ejemplo, con un director como François Truffaut.
"Boyhood". EE.UU., 2014. Director: Richard Linklater. Con: Ellar Coltrane, Patricia Arquette, Ethan Hawke, Lorelei Linklater. 165 minutos. T.E.