Dinamita Show prometió que el domingo se despediría de la Quinta Vergara y, a juzgar por lo que mostraron en la noche debut del Festival, el dúo cómico debiera tomarse bien en serio sus palabras. Paul Vásquez, "El Flaco", y Mauricio Medina, "El Indio", contaban con una historia de diecinueve años e impecables cuatro presentaciones anteriores en el escenario viñamarino que se vio empañada por su última y débil rutina que se sostuvo, casi exclusivamente, por el enorme cariño que les tiene la gente.
Los comediantes eran la carta de humor segura de la presente edición del Festival. No por nada, durante la noche inaugural, el equipo de producción adelantó su actuación con la intención de darle mayor dinamismo al programa televisivo y subir rápidamente la sintonía. Rafael Araneda y Carolina de Moras aparecieron en escena pasada la medianoche para presentarlos como la "dupla de humoristas más exitosa del país" y enfatizar que eran los dueños de los peaks históricos del humor en Viña. A partir de entonces, y sin saber siquiera lo que tenían preparado, el público simplemente se rindió ante Dinamita Show.
Pero desde el minuto uno, cuando "El Indio" pisó el escenario, quedó en evidencia una rutina débil y aletargada. El "bandejero" de la dupla comenzó calentando el ambiente y pidiendo los clásicos aplausos que hacen competir a hombres contra mujeres, para posteriormente dar paso al primer sketch donde la dupla simulaba un beso que era mostrado en detalle por las pantallas ubicadas en el escenario. Luego, como ya es tradición, "El Indio" y "El Flaco" apelaron a la complicidad del público riéndose por enésima vez de las complicaciones de salud de uno y los reconocidos y antiguos problemas de drogadicción del otro.
El público, en todo caso, escuchó la hora y media de rutina con ansias y respeto, aunque en el escenario quedaron en evidencia los nervios, la complicidad disminuida de la dupla y una rutina plana que nunca encontró un verdadero clímax. Increíblemente, la Quinta Vergara, comportándose como quien no puede hacer un desaire a esos amigos de antaño, se rió a ratos a carcajadas y los premió con Gaviota de Oro y Plata, además de 43 puntos de rating , el peak de sintonía de la jornada.
Para rematar su presentación, los humoristas agradecieron emocionados mientras sus hijos se hacían parte de una especie de homenaje improvisado y les entregaban los premios. Así se reforzaba la idea que la del domingo era una verdadera despedida, una que es de esperar que se respete y no termine rompiéndose con la típica estrategia publicitaria de un eventual regreso.