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Día a día
Sábado 31 de enero de 2015
Volar
La tía comenta que hay una tercera acepción chilensis de la palabra, pero que en esta columna solo quedará sugerida, pues el editor es un hombre fino y educado...
Al calor de la tarde, Guinness en mano en la terraza de nuestro departamento ñuñoíno (acompañados, por supuesto, del perrito Braulio y una maravillosa bandeja con sándwiches de pepino), tía Waverly me comenta las distintas maneras que en este país entendemos el verbo "volar".
Desde luego, dice, lo usamos en su sentido natural y obvio al observar a los pájaros, los aviones, ciertos insectos y superhéroes. Pero también usamos la misma palabra, agrega, para indicar labores extractivas de diversa índole. Así, por ejemplo, se oye por ahí que a alguien "le volaron una oreja" o "le volaron tres dientes", pero también que "los soldados volaron el puente" durante una escaramuza.
La tía comenta que hay una tercera acepción chilensis de la palabra, pero que en esta columna solo quedará sugerida, pues el editor es un hombre fino y educado. Dícese cuando a algún derrotado en alguna singular contienda le enrostran que "le volaron la...".
Pero, y finalmente, en Chile también hablamos de volar cuando alguien se aleja de las realidades inferiores y se eleva a las otras superiores: aunque -y esto es muy notable- por causas tan disímiles como las drogas, algunos poemas, ciertos sueños, especiales encuentros amorosos, peculiares experiencias religiosas o místicas... y aun esotéricas. Todas esas gentes dicen -e incluso afirman- "volar".
En todo caso, le comento a la tía, "volemos de aquí" es una frase que está en boca de muchos santiaguinos por estos días...
B.B. Cooper