El asesinato de dos carabineros por delincuentes en las cercanías del límite con Perú amerita una profunda revisión de los medios disponibles, políticas y coordinación para resguardar la frontera norte. Aún no se ha aprehendido a los responsables y se desconocen las medidas para reforzar la seguridad en el control de la frontera a partir de esta tragedia. La opinión pública tiene interés y derecho a conocer cuál será la respuesta de las autoridades para evitar que se repitan estos hechos y para asegurar el ejercicio efectivo de la soberanía nacional en los territorios limítrofes.

Una y otra vez hemos señalado la importancia de asignar los recursos necesarios para este propósito. Todo indica que la positiva iniciativa del Plan Frontera Norte, puesto en marcha hace ya tres años, es insuficiente y debe ser reevaluada.

El desamparo de esos territorios, sus accidentes geográficos, inclemencias climáticas, amplia extensión, ausencia de densificación de hitos en el caso de Bolivia, varios centenares de pasos no habilitados, contrabando, narcotráfico, ingreso ilegal de migrantes y delincuentes, y las deficiencias en la infraestructura, requieren ser superados por una policía de frontera que cuente con los medios adecuados de vigilancia, de comunicaciones y para su propia protección, con el personal y la asignación de zona que merece esa delicada tarea, y que actúe coordinadamente con las Fuerzas Armadas -particularmente el Ejército- situadas en zonas aledañas y con las encargadas del espacio aéreo y marítimo.

Chile es uno de los escasos países que no cuentan con una policía especial para el control de frontera y migratorio. Es probable que esta deficiencia repercuta en la baja prioridad e insuficiencia de medios y de coordinación nacional que le atribuye a ese cometido.

Asignar exclusivamente a las policías nacionales el control inmediato de la frontera y del ingreso de extranjeros supone que estas cuenten con la organización e instrumentos para esta operación. Sin embargo, las Fuerzas Armadas cuentan con tecnologías y medios que se desperdician, y que son capaces de servir de apoyo y de proporcionar información e inteligencia para estos propósitos. Se sabe que por la incertidumbre e inseguridad prevalecientes, las exploraciones y explotaciones mineras y los transportistas han debido adoptar protocolos especiales de contacto permanente con sus bases, mediante teléfonos satelitales y otras medidas extraordinarias de seguridad, que ciertamente deben estar disponibles para las policías. Alentador es el trabajo conjunto de las policías peruana y chilena para intentar esclarecer los hechos que causaron la muerte de los policías.