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Editorial
Martes 27 de enero de 2015
Convergencia en salud
El nuevo presidente de dicha asociación, que cuenta igualmente con experiencia en los sectores público y privado de salud, deberá representar frente al Gobierno la posición planteada por un grupo de comisionados en minoría, entre los que se contaban dos gerentes de isapres...
Tras un inusual período de casi un mes sin titular en la cartera de Salud, la Presidenta Bachelet la encomendó a la doctora Carmen Castillo, quien posee una vasta experiencia en el ámbito de la salud estatal. Eso explicaría en parte su inclinación en favor del Estado Benefactor en la materia. Así se advirtió en la Comisión Presidencial de Salud, en la que participó activamente, manifestándose partidaria de un seguro único nacional -un Fonasa para todos-, más que de un sistema mixto, con multiaseguradores en competencia. Ese será el escenario que deberá enfrentar el nuevo presidente de la Asociación Gremial de Isapres, Rafael Caviedes -elegido, a su vez, un día antes que la nueva ministra-, quien reiteró la voluntad de esa industria de introducir cambios sustanciales en las isapres, pero rechazando la idea de un seguro único estatal. Esto es consecuente con el cambio en la actitud que se produjo el año pasado, durante la discusión en dicha comisión. En esa instancia, las isapres reconocieron la necesidad de un cambio de rumbo para enfrentar la agenda transformadora del Gobierno, que también alcanza al sector privado de salud.
El nuevo presidente de dicha asociación, que cuenta igualmente con experiencia en los sectores público y privado de salud, deberá representar frente al Gobierno la posición planteada por un grupo de comisionados en minoría, entre los que se contaban dos gerentes de isapres, que postulaba un sistema de multiseguros, competitivos pero regulados en sus beneficios y en los criterios para el ajuste de sus tarifas. Frente a la posición estatista de la mayoría de los miembros designados por la Presidenta Bachelet -entre ellos la nueva ministra de Salud-, que proponía el seguro único estatal, esa disposición al cambio y la flexibilidad marcó un hito. Se trata de propuestas consecuentes y pragmáticas frente a los escenarios que ha debido enfrentar el sector. A juicio de algunos observadores, de haber adoptado las isapres esa actitud más abierta y propositiva unos años antes, contarían ahora con mayor respaldo de la opinión pública y de sus usuarios.
Con todo, cabe presumir que la doctora Castillo tendrá en cuenta la realidad de las graves deficiencias del sistema estatal de salud y, por tanto, esa debería ser su mayor prioridad. Sin perjuicio de ello, también las isapres se encuentran en una crisis de su marco jurídico, manifestada en más de cien mil recursos contra sus ajustes anuales de precios. Sin duda, esas instituciones son un aporte a la atención de 3,4 millones de chilenos y constituyen la fuente de financiamiento del sistema privado de salud, al hacerse cargo de la mayor demanda y del aumento de precio de las prestaciones del área. Para los propios médicos, este sistema asegurador representa más del 70% de sus ingresos, y para las clínicas y centros médicos privados es la base de un desarrollo hospitalario que permite que millones de chilenos gocen de un sistema de salud moderno y apreciado por sus usuarios, pero que, dados los miles de recursos en su contra, requiere cambios que hasta ahora no se han podido lograr por falta de consenso.
La ministra Castillo fue testigo directo y circunstanciadamente informado de la postura gremial, propicia a cambios tan radicales como la definición de un plan de salud garantizado, con beneficios definidos por ley, ajustes de precios regulados, tarifas iguales para hombres, mujeres, jóvenes y ancianos. Esto representa un enorme desafío para su dirigencia gremial, pero igualmente una oportunidad para que la nueva autoridad ministerial avance en aquellos puntos en que hay consenso. Bien podría aprovechar esta coyuntura para modernizar el sistema privado de salud y para sentar las bases de las reformas estructurales que requiere el sistema estatal. Con ambas modernizaciones en curso, ciertamente cabría prever mejores expectativas para que todos los chilenos tengan acceso a una salud digna y oportuna, con libertad de opción.