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Editorial
Lunes 26 de enero de 2015
La extraña muerte del fiscal Nisman
Letal impacto para el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner causa la extraña muerte del fiscal Alberto Nisman, designado el 2004 para investigar el atentado que provocó el fallecimiento de 85 residentes en el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en julio de 1994...
Las repercusiones de la muerte del fiscal van más allá de crear una profunda crisis para el gobierno argentino. Sus contradicciones, adjudicación de sospechas variadas y pésimo manejo de la situación no solo afectan la imagen, credibilidad y capacidad de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner para gobernar, negociar su futuro e influir en su sucesión presidencial. A la vez, comprometen la imagen argentina y de sus instituciones; afectan a su canciller, que ha sido parte de las negociaciones con Irán, y a varios ministros que han tenido reacciones precipitadas, cambiantes y defensivas sobre el caso. Mirando las elecciones presidenciales a celebrarse a fines de año, mejoran las posibilidades de dos probables candidatos. Se trata de Sergio Massa y Mauricio Macri, en perjuicio del presunto oficialista Daniel Scioli, que debió sumarse a una declaración de dirigentes kirchneristas que atribuyen responsabilidad en la muerte del fiscal a conspiraciones de agencias de inteligencia y medios de comunicación.
A la confusión y daños que provoca esta crisis, debe agregarse la solidaridad especial que merecen las víctimas inocentes de la Asociación Mutual Israelita Argentina.
El nombramiento del fallecido fiscal fue presentado por el Presidente Néstor Kirchner como su compromiso por perseguir a los responsables del atentado y para diferenciarse del Presidente Menem, durante cuyo mandato ocurrió el crimen. El nuevo fiscal, considerado entonces simpatizante kirchnerista, procesó al ex Mandatario, a un libanés, a dos ex ministros del Presidente Ahmadinejad y a diplomáticos iraníes que servían en Argentina. Cinco de estos se encuentran con órdenes de captura internacional y con la negativa iraní de extraditarlos.
Las acciones en contra de los presuntos terroristas permitían equilibrar la política exterior argentina por sus estrechos lazos con Cuba y Venezuela y sus sucesivas condenas al "imperialismo" y al sistema económico y financiero internacional.
Memorándum y ruptura
Un sorpresivo Memorándum de Entendimiento suscrito por el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, y su par iraní en enero de 2013 significó la ruptura de Nisman con las autoridades kirchneristas, por su desconfianza y rechazo a lo convenido. El acuerdo estableció una Comisión de la Verdad que juzgaría a los acusados del atentado a la AMIA e iniciaría una nueva etapa en las relaciones bilaterales.
A pesar de las denuncias opositoras, que sostenían que el acuerdo favorecía la impunidad de los iraníes, el Memorándum fue aprobado por el oficialismo en el Congreso argentino, si bien fuera luego declarado inconstitucional por el Poder Judicial. El Parlamento iraní no llegó a ratificarlo.
El fiscal Nisman siguió con la investigación hasta llegar hace algunos días a solicitar el embargo de bienes de la Presidenta Cristina Fernández, del ministro de Relaciones Exteriores Timerman, de un destacado diputado de la oficialista La Cámpora y de dirigentes de movimientos piqueteros conocidos por simpatías por el régimen iraní. El fiscal, con antecedentes logrados en parte gracias a interceptaciones de mensajes y conversaciones telefónicas puestas a su disposición por agentes de inteligencia argentinos, acusaba a la Presidenta y a algunos de sus colaboradores de "decidir, negociar y organizar la impunidad de los prófugos iraníes".
La información de que la fiscal general pondría término a su competencia en el caso habría hecho que Nisman interrumpiera sus vacaciones en Europa para regresar a Buenos Aires y aprestarse a declarar ante una comisión de la Cámara de Diputados.
El día anterior a esa cita, su cadáver fue encontrado en su casa y en extrañas circunstancias contradictorias e inquietantes, que van ampliándose día a día. De la versión original del suicidio se ha pasado a la creencia de un asesinato. La Presidenta Fernández reaccionó de manera confusa, vía Facebook, anticipando un suicidio. A los dos días manifestó, por la misma vía, que se trataría de un asesinato, sugiriendo la conspiración de agentes de inteligencia que fueron desvinculados hace pocos meses.
Hasta que se elija un nuevo Jefe de Estado, la credibilidad del gobierno saliente va a estar muy deprimida, especialmente si se mantiene en sus cargos a funcionarios que, como el ministro de Relaciones Exteriores, aparecen comprometidos en la negociación iraní y en el manejo de la crisis.
La situación no solo complica a los argentinos, sino también a los gobiernos extranjeros, como el chileno, en sus negociaciones importantes con Argentina y Cristina Fernández.
Obama: combativo discurso
Obama ha entrado en un período de mera administración y perdido su condición de colegislador, salvo el ejercicio de su veto a los proyectos de ley republicanos. Así se desprende de su combativo discurso ante el Congreso, al entregar el Estado de la Unión.
A diferencia de todos sus predecesores, el Presidente dio pocas señales de convergencia. Así lo prevenía la opinión pública, que asignó al mensaje presidencial la más baja audiencia de la historia.
La oposición goza de mayoría en las dos ramas de Congreso y difiere radicalmente con las políticas de Obama. Cualquiera de sus intentos para legislar en las reformas de salud, reducir impuestos, introducir sanciones a Irán y proponer flexibilidades para emprendimientos energéticos con impactos ambientales y gasoductos será vetado por Obama. A la inversa, cualquier proyecto presidencial sobre estas materias será rechazado por las mayorías republicanas. La cercanía de la próxima elección presidencial vuelca la atención parlamentaria en la campaña, en desmedro de la legislatura.