La colonia coreana llegó para quedarse en Santiago. Ellos tienen una característica que los hace especiales: sin perder su identidad, han sabido abrirse a la comunidad y lograr la aceptación de este Chile -hasta hace solo unos años- tan poco acostumbrado a las diferencias.
En el ámbito gastronómico, si bien la cocina coreana es de sabores intensos y desconocidos, existen ejemplos de restoranes que supieron encontrar su lugar en el panorama capitalino, como el Café Había una Vez y Chicken Story, ambos en la calle Antonia López de Bello.
Con bloqueador y sombrero, es un buen paseo ir a Patronato durante el verano y comenzar la mañana en el Había una Vez. Aquí, eso sí, hay que atreverse y probar los sabores de su pastelería, primorosa de aspecto y sorprendente de sabor. Se puede tomar un café y degustar sus diferentes tipos de pan. Acogedor, cálido, y con muchos coreanos en sus mesas.
Luego es hora de recorrer las tiendas de productos asiáticos en la misma calle, donde se encuentra de todo. Desde productos para cocinar hasta porcelanas, bebidas rarísimas, congelados y mucho más. Entretenido y para olvidarse del reloj.
Para almorzar, Chicken Story es la excusa perfecta del paseo. De madera clarita y ladrillos, se trata de un local impecable. Aquí la cosa va por el pollo frito -no congelado-, una pasión de los últimos años en Corea Hay una carta con fotos para no perderse. Pollo con o sin hueso, agridulce, con soya, sésamo, una delicia. Con papas fritas, nabo, arroz o ensaladas. Pruebe el jugo de pimentón, increíble.
Hay un infaltable plasma con imágenes de la televisión de ese país y muchos ojos rasgados mirándolas. Ojo que también se puede pedir para llevar y comer en la casa.
CHIKEN STORY
Dirección:Antonia López de Bello 267
Reservas: Abierto de lunes a domingos
Café Había Una Vez
Dirección: Antonia López de Bello 323, Cerrado domingos
Reservas: De lunes a sábados
Precios por pareja:Desde $4.000