Los adjetivos abundan. Más aún si terminamos con un 6-1 como el que nos propinó Uruguay en Maldonado. La guillotina apunta a Hugo Tocalli. Se abonó a su reconocido prestigio como formador de juveniles, pero su decisión inicial de poner a Claudio Vivas fue un error enorme.
El campeón del mundo con Argentina en el Sub 20 de Canadá terminó inmolándose. Puso su prestigio en juego y el vaivén de los resultados lo deja tan mal parado que en la ANFP son varios lo que pretenden abortar su ciclo. Se olvidan de su discurso cuando lo presentaron.
En la retina queda que mientras los partidos estaban 0-0, Chile ofrecía una organización defensiva, intentaba manejar la pelota, con una evidente falta de peso ofensivo. El drama llegaba en el momento en que el rival abría la cuenta. Desplome total.
La mirada corta impide ver las causas reales de esta debacle. Lo neurálgico es la cantidad de extranjeros. Siete es una locura. En Primera y Primera B existe espacio para 224 foráneos, sin contar la Segunda División Profesional. En una fecha podrían actuar de manera simultánea 160. Con cuatro basta y sobra.
El Consejo de Presidentes y el directorio de la ANFP, con el voto en contra de Colo Colo, Universidad de Chile, Universidad Católica, Magallanes, Audax Italiano y O'Higgins, modificó la estructura de torneos con un criterio economicista. Se vuelve al campeonato zonal, sin ascenso y descenso, generando rondas interminables de partidos. Antes se comprimieron las categorías, quedando fuera una masa de jugadores que aún no concluyen su formación.
La decisión directiva contrasta con el discurso oficial. Supuestamente nunca se generaron más recursos que en esta gestión. El fútbol chileno estaba boyante para crecer. El presidente de la corporación, en lugar del largo aliento, optó por satisfacer a sus votantes. Es su trabajo y legítimamente, lo cuida. ¿El fútbol? Da lo mismo.
Sumemos el estatuto del deportista profesional, que protegió a los jugadores, pero que tuvo una mala lectura de la Dirección del Trabajo. El organismo público fiscalizador, sin comprender la naturaleza de la actividad ni las particularidades del proceso de alto rendimiento, multó a los clubes que integraban a entrenar a sus cadetes al primer equipo. Confundieron practicar con formar parte del plantel. Exigieron contratos para todos y los clubes, asustados, mataron la división Sub 20.
El trabajo de inferiores se ha sostenido por décadas en la UC, Huachipato y Colo Colo, sumándose de manera paulatina Audax, Unión Española, O'Higgins, Wanderers, Palestino, Cobreloa y la U (luego de la quiebra). Si se me escapa alguno, disculpen.
Una tarea urgente del directorio es gestionar ante el Ministerio del Deporte y el Parlamento una modificación a la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas y a la Ley del Deporte. Es una aberración dejarlos al margen del sistema de proyectos del registro de donaciones. Antes de la transformación en SAD, eran varios los clubes que ocupaban el sistema. El Estado no adaptó esta necesidad al nuevo orden.
¿Debe irse Tocalli? No. Su experiencia es rica, aunque debería formarse una comisión de trabajo permanente con los que cada fin de semana laboran en este mundo anónimo. Luis Hernán Carvallo, Luis Ahumada, Jaime Escobar, Hugo González, Fernando Carvallo, Carlos Felipe Pedemonte, Fernando Vergara (O'Higgins), Cristián Arán, Vladimir Bigorra, por mencionar a algunos de los que están en actividad.
No es tan difícil.