Hay razones para celebrar el fallo de La Haya y Chile así debe hacerlo: dio certeza jurídica al límite entre Chile y Perú, reconoció en lo esencial nuestros derechos e intereses y abrió una nueva etapa para potenciar las relaciones bilaterales.
Facilitarían esos vínculos nuestro fortalecimiento de la Alianza del Pacífico, en la que ambos países participamos y que menospreciamos en beneficio del moribundo Mercosur, por la búsqueda de una convergencia imposible, para intentar cambiar la permanente indiferencia de Brasil y la mala educación e incoherencia de la presidenta argentina. Dos veces ha cancelado visitas presidenciales.
El presidente Humala se anticipó a sacar dividendos políticos del fallo. Días antes de cumplirse su primer aniversario, junto a naves de guerra recorrió la zona marítima que la Corte le adjudicó a Perú, que es su motivo de celebración.
Cuando el martes próximo se conmemore efectivamente el primer año de la sentencia, podría volver a pronunciar otro encomiástico discurso en el Palacio Pizarro, bajo el retrato del héroe de la guerra del Pacífico, el Mariscal Avelino Cáceres.
Humala está apremiado. Su popularidad está por los suelos, se le ha derrumbado el apoyo parlamentario y le repercuten el espionaje de sus servicios de inteligencia a su vicepresidenta y la fuga a Bolivia de su ex asesor Belaunde Lossio, prófugo de la justicia, acusado de corrupción y de intermediación de recursos chavistas.
Ninguno de los dos países debería estar totalmente satisfecho con la Corte y hay razones para denunciar el Pacto de Bogotá, que le dio jurisdicción. Así se hizo con Argentina, con un mecanismo arbitral para solucionar posibles diferencias.
La Corte se apartó del derecho internacional al sentenciar que ambos países no previeron la extensión del paralelo y lo limitaron tácitamente a 80 millas, a partir de las cuales aplicó la equidistancia. Desconoció el contenido de los tratados, actas, actos y hechos que abonaban las 200 millas. Seguramente ese abuso fue para compensar a Perú por reconocer a Chile los principios de su defensa, en cuanto a que la frontera marítima se inicia en el Hito Nº 1 y sigue al oeste por el paralelo de latitud que lo atraviesa, preservando para Arica su conectividad con los puertos chilenos, adjudicándole el grueso de la pesquería explotable en la zona en litigio y llevando a que Perú declarase que la expresión "dominio marítimo" utilizada en su Constitución se aplique conforme a Convemar, para garantizar las comunicaciones y el libre tránsito de naves y aeronaves nacionales y extranjeras por su Zona Económica Exclusiva y contigua.