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Cartas
Sábado 24 de enero de 2015
Tiro de gracia
Señor Director:
El día 4 de octubre escribí en estas páginas para mostrar mi realidad y la de cientos de sostenedores educacionales, que con nuestro esfuerzo y patrimonio estamos dando un servicio de calidad en educación, y cómo quedaríamos a merced del poder político de turno y sin posibilidad de recibir la justa retribución que nos merecemos por nuestra labor si la reforma educacional se aprobaba como estaba planteada.
Al día siguiente, el senador DC Ignacio Walker escribió diciendo: "le puedo asegurar a él (es decir, a mí) y a quienes como él se la juegan por la educación como sostenedores privados, que van a seguir haciendo lo mismo, e incluso mejor".
Pues bien, el Senado emitió su voto, y ciertamente no podremos seguir haciendo lo mismo. Ignacio Walker y la DC no cumplieron, y con ello perjudicarán a miles de familias que verán reducida considerablemente la oferta de educación de calidad para sus hijos.
Sinceramente yo tuve esperanza en que el senador Ignacio Walker cumpliría su palabra. Pensé que el humanismo cristiano que sustenta a la DC sería más fuerte que los juegos de poder, al menos en un tema tan relevante y profundo para cada ser humano como es la educación.
El verdadero objetivo de la reforma se cumplirá: el número de establecimientos de iniciativa privada se reducirá, y los que queden tendrán muchísimo menos margen de movimiento para desarrollar sus proyectos y gestión, convirtiéndose en meros administradores de fondos públicos. Es decir, cada vez más los colegios particulares subvencionados se parecerán a los municipales, con las sabidas consecuencias en la calidad de la educación. Los que están en el poder aumentarán el control de la educación de iniciativa privada hasta el extremo, a través de reglamentos, circulares o simples decisiones del supervisor de turno, y el que se equivoque en su cumplimiento, multa y posiblemente cárcel.
Y los niños: el igualitarismo persigue que nadie destaque. Terminados los incentivos para esforzarse y ser mejor, el ambiente general será de mediocridad, y rápidamente tendremos una juventud menos emprendedora, menos esforzada, menos trabajadora, aunque sin duda más iguales. Las familias tendrán que conformarse con lo que el Estado permita y gestione, aumentando la brecha entre los ricos, que podrán pagar un colegio caro, y la clase media y los pobres, principales víctimas de estas transformaciones.
José Luis Velasco Guzmán
Profesor y emprendedor educacional