En la competencia por el Oscar al mejor documental del 2014 quedaron como finalistas cinco largometrajes. Tres de ellos tienen una fuerte y directa carga política.
El primero, The square, de Jehane Noujaim, se centra en la plaza Tahrir de El Cairo, el primer símbolo físico de la "primavera árabe" que terminó por derrocar a Hosni Mubarak y luego a otros dictadores del norte de África y el Medio Oriente.
El segundo, The act of killing, de Joshua Oppeheimer y Christine Cynn (además de Anonymous), recoge las confesiones del verdugo indonesio Anwar Congo, asesino activo en las masacres de Yakarta en 1965, y las convierte en una payasada de puestas en escena ajustadas a la siniestra imaginación del criminal.
El tercero, Dirty wars, de Rick Rowley, sigue las investigaciones del periodista Jeremy Scahill en torno a los asesinatos selectivos emprendidos por el Comando Conjunto de Operaciones Especiales, el organismo más secreto de la "guerra contra el terrorismo" antiislámica.
Un cuarto seleccionado se aleja de la política para explorar en una de esas encrucijadas artístico-culturales que fascinan a la escena neoyorquina. Cutie and the boxer, de Zachary Heinzerling, describe la vida del octogenario pintor-boxeador Ushio Shinohara y su esposa, Noriko, tan talentosa como él, pero jamás reconocida.
Dentro de este repertorio poco glorioso -ninguna obra tremenda, nada muy novedoso-, la Academia pudo inclinarse por la sombría y paranoica Dirty wars, al menos por su atrevida exploración en los rincones más oscuros de la política de defensa de Estados Unidos; o por Cutie and the boxer, con su conmovedor testimonio sobre las dificultades de ser mujer y artista bajo las rémoras de la milenaria cultura japonesa.
Pero al final eligió A 20 pasos de la fama, una historia de las mujeres de los coros (especialmente negras) que han sido piezas fundamentales en la industria de la música popular a lo menos desde los años 50. Estas coristas han acompañado a los intérpretes más famosos y están en las canciones más exitosas. Pero permanecieron en un cuasianonimato y muy pocas de ellas lograron despegar en una carrera individual. Algunos casos son extraordinarios: Darlene Love fue cautiva del productor Phil Spector; Merry Clayton cantó con Joe Cocker; Claudia Lennear -también modelo de Playboy- estuvo con Los Rolling Stones, hasta que estos adoptaron como su principal voz femenina a Lisa Fischer.
No hay en la factura de este documental nada sorprendente. Sí hay mucho trabajo: 57 entrevistas, decenas de fragmentos musicales, centenares de imágenes de archivo y, al final, una pequeña historia paralela de medio siglo del pop. Dentro de la originalidad relativa de sus materiales, es de todos modos una historia de industria, de showbiz, de artistas y glorias y fracasos. Lo cual quiere decir que, una vez más, la Academia votó por sí misma.
Twenty feet to stardom
Dirección: Morgan Neville
Con: Darlene Love, Merry Clayton, Lisa Fischer, Táta Vega, Claudia Lennear, Mick Jagger, Sting.
91 minutos.