Señor Director:

Con preocupación sigo constatando la fuerte penetración de automóviles asiáticos a nuestro mercado (sobre 72% para 2014) a expensas de los europeos (un mínimo 7%), según cifras reportadas durante la semana. Me preocupa el precario nivel de seguridad de los vehículos del actual parque nacional, tanto en seguridad activa (elementos que contribuyen a evitar accidentes), como seguridad pasiva (aquellos que disminuyen la severidad de los daños a las personas). Salvo excepciones, los automóviles asiáticos tienen magros resultados en equipamiento de seguridad, en contraste con los automóviles europeos. Más aún, frente a la reciente iniciativa de combatir la congestión gravando la compra de un segundo vehículo, analicemos bien la forma, para que no se termine incentivando la compra de vehículos cada vez peores.

Urge, entonces, revisar nuestra actual normativa de seguridad de los automóviles. Esta no solo es mínima y ambigua, sino que, a pesar de ser recomendada hace años, tampoco considera las mínimas tecnologías de seguridad pasiva o seguridad activa.

Aunque por su nivel de ingreso muchas familias no pueden acceder a automóviles de alto estándar -en parte por la forma en que nuestros impuestos gravan como "lujo" los vehículos mejor equipados-, el Gobierno tiene el deber de informar el nivel de seguridad de los vehículos que se comercialicen en el país.

Francisco Frésard