El Mercurio.com - Blogs : Dios no selecciona
Cartas
Lunes 22 de diciembre de 2014
Dios no selecciona
Señor Director:
"El error es una verdad que se ha vuelto loca", decía Chesterton. Mucho de verdad hay en la expresión "Dios no selecciona", como se ha mostrado en "El Mercurio", pero conviene también preguntarse "¿por qué selecciona el hombre?". Tal vez no es justo suponer solo motivos y efectos perversos en esta práctica; creo que se pueden encontrar como causas algunas cosas que también hace Dios. Conviene partir por esta pregunta: ¿Es legítimo usar la propia riqueza para mejorar la educación de los propios hijos? Es evidente que sí, y es algo que hace Dios.
Así, por ejemplo, una institución o un grupo de padres puede decidir formar un colegio en el que los profesores tengan mejores sueldos y una mejor proporción entre las horas lectivas y el tiempo de preparación de clases, o un colegio en el que el contacto con la naturaleza sea más permanente e intenso, todo lo cual acarrea un alto costo. Si el Estado no aporta nada, deberán ser los apoderados quienes lo asuman íntegramente, con lo que la posibilidad de incluir a otros que no cuentan con dinero suficiente se reduce drásticamente. La calidad de la educación implica costos altos y, por tanto, es la búsqueda de calidad, que comienza con buenas condiciones para los profesores, lo que produce la segregación económica, pero solo si no hay apoyo del Estado. Si Dios no selecciona no es solo porque Él es bueno, sino porque su poder y su gracia -sus "recursos"- son infinitos.
Otro motivo para defender la selección escolar es que, en algunos casos, la identificación de las familias con el proyecto educativo es necesaria para el éxito del proyecto. En razón de esto, la selección sería relevante para la libertad de educación, no en el sentido de la libertad de los padres de ir individualmente a matricular al hijo a un colegio u otro, sino de la libertad de las personas y comunidades de organizar establecimientos en los que verdaderamente se pueda concretar un ideal educativo que requiere de un compromiso fuerte y profundo de todos. Esto es verdad en muchos casos y se trata de proyectos no solo legítimos, sino encomiables.
Si esto no se permite en los establecimientos subvencionados por el Estado, me temo que se producirá la mayor de las discriminaciones si no se rectifica: la diversidad cultural, la conservación de identidades comunitarias ricas y diferentes, será un bien de lujo, solo para ricos. Dios no selecciona, pues a nadie le niega sus dones, pero estos son múltiples y así forma comunidades diversas, con lo que la vida se enriquece. De lo que se trata es de que esto sea una posibilidad para todos, sin discriminación. Dios no uniforma -efecto de la mezcla indiferenciada-, porque Él es "público, gratuito y de calidad".
Santiago Orrego
Instituto de Filosofía UC