Señor Director:

Las cifras entregadas por el Ministerio de Salud en relación con el déficit de especialistas y las enormes listas de espera ponen de manifiesto la gravedad del asunto y a la vez obligan a preguntarse qué tan eficaces son las soluciones que proponen las autoridades.

La falta de 3.800 médicos especialistas es causa directa de las crecientes listas de espera. Sin embargo, destinar $ 70 mil millones para la formación de especialistas no será la mejor solución a la deficiente calidad de provisión pública de salud. La formación de cada especialista toma tres años e implica recursos para el fisco por cerca de $ 100 millones por alumno.

En cambio, si los centros de atención tuvieran las instalaciones tecnológicas necesarias o las universidades fueran capaces de formar a los médicos generales para resolver, como es deseado, el 90% de las consultas de los pacientes, los dos millones de chilenos esperando ser atendidos por un especialista se reducirían notablemente.

En Chile, se estima que solo el 30% de las derivaciones por parte de los médicos hacia especialistas se justifica, lo que refleja una capacidad resolutiva baja de quienes se desempeñan en la atención primaria de salud.

Así, el punto en cuestión no debiera ser únicamente la formación de especialistas, sino focalizar recursos en el diseño de una estrategia efectiva, que combine una mayor formación técnica de médicos generales, así como la disponibilidad de la infraestructura necesaria, a fin de que puedan dar soluciones oportunas a la creciente demanda de atención sanitaria en el país.

No ver el problema como uno de carácter multidimensional terminará empeorando aún más la situación actual en la provisión de salud pública, y nadie quiere que la población siga sufriendo las consecuencias de la implementación de políticas sociales erróneas.

Trinidad Lecaros C.
Economista Instituto Libertad