Me llamó la atención, por varias razones, que el presidente de la DC, Ignacio Walker, ofreciera relaciones diplomáticas "aquí y ahora" a Bolivia.
Primero, porque no le conocía esa "soltura de trenzas" a Walker. Para un tipo como él, no se ve muy decoroso "ofrecer relaciones" así, de manera tan "casual", tan fácil y ligera.
Antes de "ofrecer relaciones" yo supondría que un tipo como Walker debiera recorrer un camino más largo: conocerse, indagar si hay intereses comunes, palpar si comparten una cierta visión del futuro, pasar un cierto tiempo juntos y, desde luego, exigir una "prueba de amor".
Que yo sepa, lo único que hemos recibido de Bolivia en el último tiempo son pruebas de desamor. Nos demandaron a un tribunal internacional, hablan mal de nosotros en público y se llevan pésimo con todas nuestras autoridades, sin importar su color político.
¿Por qué, entonces, el apuro de Walker; esta súbita infatuación que le vino con Bolivia, esta pasión de adolescente en primavera?
En segundo lugar, me sorprendió que Walker citara, de manera casi idéntica, una frase del ex Presidente Ricardo Lagos. Él fue el primero en "ofrecer relaciones aquí y ahora" a Bolivia, pero el contexto era muy distinto. No había una demanda de por medio y la frase fue dicha para acallar a un gobernante boliviano que se estaba tratando de pasar de listo en un foro internacional. Y Lagos logró su objetivo: Bolivia tuvo que agachar el moño por un buen rato.
En tercer término, me generó un poco de angustia advertir que Walker esté tan pendiente de "relacionarse" con Bolivia, cuando tiene una situación conflictiva en su frente doméstico. Sus relaciones con el Gobierno son frías, con el PS son erráticas, con el PPD son licenciosas, con el PR son casi inexistentes y con el PC son violentas.
Para qué hablar de las relaciones de Walker con la oposición. Ahí, la DC ha actuado con el látigo de la indiferencia. Como buen partido de centro, uno supondría que el rol de la DC sería tratar de construir puentes hacia la centroderecha, para así facilitarle la vida a todo el mundo. ¿Cómo sería el devenir del proyecto reformista del Gobierno si Walker y los suyos estuviesen jugando un rol de "bisagra"?
Pero no son esas las "relaciones" que quiere cultivar Walker. Él prefiere vincularse con Bolivia.
En fin, no parece que su propuesta vaya a prosperar, por mucho que el contexto sea el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre EE.UU., y Cuba. Porque para que eso ocurriera tuvieron que concurrir varios factores: algunos mencionan circunstancias tan "anómalas" como que en la Casa Blanca hubiese un Presidente de raza negra, que Fidel estuviese fuera del mando, que el Papa fuese un latinoamericano y que la caída histórica del precio del petróleo dejase a Venezuela "offside".
Las cosas aquí, en cambio, son muy distintas. Pero analizarlas daría para otra columna. Por ahora, Walker tendrá que practicar la "abstinencia" y controlar los impulsos que lo llevan a "mirar para el lado".