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Editorial
Domingo 21 de diciembre de 2014
Eliminación de feriados religiosos
El Estado chileno tiene una larga historia de respeto y colaboración con todas las tradiciones religiosas y las creencias que coexisten en la sociedad, las que por siglos han delineado el perfil nacional, constituyéndose en parte integral de nuestro patrimonio cultural...
El proyecto de ley que busca la supresión de cuatro feriados, tres de ellos religiosos, comenzó a ser discutido en la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados. La iniciativa, presentada hace unos meses por los diputados Andrade (PS) y Jiménez (PPD), propone incorporar esos días a las vacaciones anuales de los trabajadores, pues -a su juicio- más que una conmemoración de una fecha precisa, se han convertido solo en días de descanso adicionales. El Gobierno se ha manifestado a favor de la búsqueda de un consenso entre empresarios, trabajadores y la Iglesia Católica, institución que expresó su preocupación por la propuesta.
Se trata de las festividades religiosas de San Pedro y San Pablo, de la Asunción de la Virgen y de la Inmaculada Concepción -además del feriado civil movible del Día de la Raza que recuerda el descubrimiento de América-, evocaciones de continua presencia en nuestra historia y de gran devoción popular en el caso de las religiosas, especialmente aquellas celebraciones marianas, cuyas conmemoraciones fueron ratificadas por un concordato entre la Santa Sede y el gobierno de Chile a comienzos del siglo pasado.
Nuestra identidad cultural está fuertemente caracterizada por la tradición cristiana que se expresa mediante una activa religiosidad popular que -entre muchos aspectos- se manifiesta a través de un transversal marianismo. En efecto, más de 800 mil fieles acudieron en peregrinación -el 8 de diciembre pasado- al Santuario de la Virgen de Lo Vásquez en una significativa muestra de devoción popular.
Parece contradictorio que, luego de la aprobación legislativa de varios feriados irrenunciables y -recientemente- de otros de carácter regional o local, se esgrima para la eliminación de estos la necesidad de disminuir el excesivo número de feriados debido al impacto negativo de la interrupción de la actividad productiva y que sea más conveniente sumarlos al período de vacaciones para tener un descanso prolongado. Sin embargo, no parece inocuo el efecto que la extensión de las vacaciones pueda tener para el contexto laboral.
El Estado chileno tiene una larga historia de respeto y colaboración con todas las tradiciones religiosas y las creencias que coexisten en la sociedad, las que por siglos han delineado el perfil nacional, constituyéndose en parte integral de nuestro patrimonio cultural. Ya lo constataba la encuesta Bicentenario, al observar que los chilenos -en su mayoría cristianos- valoran la espiritualidad y la tolerancia religiosa. Las instituciones públicas están llamadas a liderar en el respeto de las prácticas religiosas y espirituales que conviven en nuestra sociedad, pues en ello radica la tolerancia.